Auxilio de los cristianos

El corazón de María es tan grande que contiene a toda la humanidad. Dios la creó para que fuera Su madre y madre de todos, la dotó de esta universalidad de afectos para que los afligidos, los enfermos, los pecadores, que recurren a Ella, experimenten esta singular bondad suya. En la Iglesia se centra la obra santificadora de Cristo y aunque Ella es la amada Esposa de Jesús, quiso que tuviera la apariencia de debilidad. En realidad posee la fuerza que Dios le prometió: la asistencia perenne del Espíritu Santo y así se apoya segura y confiada en las palabras de su Fundador: “He aquí que estaré con vosotros hasta el fin de los siglos”.
San Juan en el Apocalipsis la describe como la ciudad santa, la nueva Jerusalén y así, la nueva Jerusalén (la Iglesia), tiene en María Santísima a su poderosa defensora contra los enemigos de todos los tiempos. Estos enemigos son de dos clases: internos y externos.
Los internos son aquellos que atentan a la verdad que la Iglesia nos enseña, que pretenden introducir en ella el error, son los mismos cristianos que se oponen a lo que propone la Iglesia Católica.
Los enemigos externos son los que no perteneciendo a la Iglesia Católica, la atacan y pretenden destruir la Fé de sus miembros que son el Cuerpo Místico de Cristo.
Así, sobre el glorioso título de Auxilio de los Cristianos, debemos sacar dos enseñanzas para normar nuestra vida cristiana: — ante todo un filial amor a la Santa Iglesia y a su Cabeza visible: El Romano Pontífice. Y saber que: en el amor de todos los católicos, que se centra en el Papa, en la asistencia perenne de Jesucristo y en la poderosa protección de María, tenemos una fuerza superior que nos consuela y alienta. Y otra enseñanza, más necesaria hoy que nunca, surge de la Maternidad Universal y Auxiliadora de María y el deber que tenemos de extender la caridad cristiana con la que nos debemos amar unos a otros, como Dios nos ama, sin distinción alguna, sin olvidar que es contrario a la caridad, levantar barreras de división, de odio, de incomprensión, etc.
¡Oh Madre Santísima que en tus entrañas maternales acoges a toda la humanidad y que a todos socorres en sus necesidades, alcánzanos de tu Divino Hijo esta universal caridad así como la fidelidad a la Iglesia Católica, fundada con la sangre de Jesucristo, que es también tu sangre!
¡ Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros!

Fuente: extractos libro: Cardenal Newman y Pbro. Angel Cavatoni

Autora: Marisol Espejo de Peón

Equipo Fatimazo por la paz

No. 39 de la Serie Letanías Lauretanas

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