MARÍA, REINA DE LOS ANGELES

 

Con esta letanía iniciamos la última parte de ellas, que reúne y exalta las excelsas grandezas de María celebrando su soberana realeza en el cielo y en la tierra.

Esta realeza tiene su sólido fundamento en las singulares relaciones que tiene con las tres personas divinas.

María Santísima -como ha señalado Pio XII- está misteriosamente emparentada, en virtud de la unión hipostática, con la Santísima Trinidad, con Aquél que sólo es por esencia la Majestad Infinita, Rey de reyes y Señor de señores, como Hija primogénita del Padre, Madre tiernísima del Verbo, Esposa predilecta del Espíritu Santo.

 

A la diestra del Rey, el Salmista vio a una Reina, vestida con manto de oro, gozosa del poder que Dios le ha otorgado, de poder conceder a quien la invoca toda clase de gracias y bendiciones.

 

Ella es Reina no solo de los hombres, sino también de los ángeles, que son servidores y mensajeros de Dios, espíritus puros, que superan en perfección a todas las criaturas visibles.

 

¡Qué honor tener dominio sobre estos espíritus tan nobles, ser Reina de súbditos tan numerosos y potentes! Y esta autoridad y poder corresponde a María Reina de los ángeles, porque les aventaja en dignidad, es más excelsa que todos ellos.

La raíz de su excelsa dignidad, de su autoridad y de sus privilegios se debe a que es Madre del Verbo Divino, Rey universal.

Ella pudo decir con el Padre Eterno: «Tu eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy» (Salmo 2:7)

 

¡Madre querida, Reina de los Ángeles, alcánzanos la gracia de saber ser amigos de los santos ángeles, tenerlos presentes, respetarlos, amarlos y agradecer siempre su ayuda y compañía al buen Dios que por medio de ellos extiende su Providencia sobre cada uno de sus hijos!

 

Elaborado por Marisol Solís,

Equipo fatimazo por la paz.

 

Tomado del libro de mariología ¨Hijo, he aquí a tu Madre¨, del pbro. Carlos Spahn.

Meditaciones sobre las letanías de la Santísima Virgen, mercaba.org

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