Testimonio de Consagración al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María

Autora :FCH

A mis 37 años fui invitada a consagrarme al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María y decidí aceptar. Conforme pasaban los días e iba meditando las virtudes de María fui comprendiendo la importancia de la virtud de la pureza. A través de mi consagración a su Inmaculado Corazón, nuestra Madre me hizo comprender todo lo que implica la pureza. A lo largo del día examinaba mis pensamientos y, si alguno era impuro, intentaba cambiarlo de inmediato o invocaba la ayuda de María, a través de la oración, para poder pensar en otras cosas. De esa misma manera aprendí a cuidar mi mirada; apartando mis ojos de aquello que pudiera contaminarlos. Terminé tomando la decisión de abandonar algunos grupos de WhatsApp con el fin de cuidarme de chistes vulgares y de imágenes de desnudos. De esa misma manera me alejé de medios que pudieran contener imágenes que provocaran una mirada o un pensamiento impuro. Incluso en la calle procuraba y continuo procurando ver a mis hermanos y hermanas con un amor puro, como nuestra Madre lo hizo y lo hace. También cuido mis oídos de música o conversaciones que no son relevantes para una hija de María. Y conforme continuaba meditando mi camino a la Consagración entendí sobre la importancia de hablar con pureza, intentando bendecir siempre a mi prójimo tanto en palabra como en pensamiento y en acción.

Gracias a que me consagré al Inmaculado Corazón de Nuestra Señora he logrado descontaminarme y comenzar un camino de purificación siempre acompañada por María a través de la oración.

A lo largo de mi camino a la Consagración, la Virgen Santísima me hizo darme cuenta de muchos errores que había cometido y me permitió arrepentirme fervorosamente de ellos.

Mi corazón, que se había endurecido con la contaminación del Mundo y los golpes de la vida, fue capaz de sensibilizarse sin sufrir pues nuestra Madre me guía. Ahora deseo orar por los demás y siento un amor muy profundo por mis hermanas y mis hermanos. Estoy completamente agradecida por los sacerdotes y por el Papa Francisco; constantemente me descubro orando por las vocaciones religiosas.

Cuando llegó el anhelado día de mi Consagración al Inmaculado Corazón de la Virgen María, una serie de imprevistos y circunstancias me quisieron impedir la confesión. Me puse en oración y le pedí a nuestra Madre que me enviara a un sacerdote que me permitiera hacer una confesión de vida. Nuestra Madre no me falló y llegó a mí un padre misericordioso que me perdonó todos los pecados de mi vida pasada con mucho amor. Sentí una paz indescriptible. Paz que casi se me escapa cuando caí en cuenta de que quizás no podría consagrarme ese mismo día porque mi bebé estaba enfermo y con fiebre. Tomé a mi bebé en brazos y le rogué a la Virgencita que lo arrullara en los suyos y utilizara mis brazos para ella cargarlo y acunarlo durante la misa de Consagración sin que despertara. Y así fue. Mi hijo durmió toda la misa y yo pude consagrarme a nuestra Madre.

Por si fuera poco, María me regaló la salud de mi niño, quien constantemente se había estado enfermando y quien ha gozado de una increíble salud desde el día de mi Consagración.

Consagrarse a María es permitir que ella duplique la bondad de tus acciones y, al mismo tiempo, te llene de bendiciones.

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2 Comments

Nelsy · 3 de enero de 2018 at 10:51 AM

Toda mi vida he sentido la presencia deDios en mi vida. Pero al mismo tiempo conforme pasaban los años, me asustaba tanta cosas maravillosas que Ntro. Señor me ha regalado y que yo le correspondia con migajas. A Maria nuestra amada Madre la tenia relegada por completo. Hace 2 años me invitaron a hacer la consagracion a Maria y lo ignore y deje pasar. Pero como siempre Dios en su inmenso amor por mi insignificante, me volvio a insistir que el unico y verdadero y sobretodo seguro camino para llegar a El es atravez de su madre Santisima. Ya hice mi consagracion a Maria y soy inmensamente feluz, se que me falta un inmenso camino que recorrer., pero Ella mi Madre , Mi Virgencita no me ca a soltar hasta llevarme ante la presencia de su hijo amado.

Ivette · 16 de octubre de 2017 at 5:31 PM

Muchas gracias por compartir tu testimonio.
Cada día nuestra Madre María nos confirma que seguirle, sin duda es el camino más corto para llegar a Jesús.

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