Al norte de Italia, en la región de Liguria, esta Savona y allí, a orillas del Mar Mediterráneo, esta el Santuario de Nuestra Señora de la Misericordia.
El 18 de marzo de 1536, Antonio Botta se dirigía a trabajar al valle de San Bernardo, provincia de Savona, cuando al cruzar un pequeño arroyo afluente del Letimbro, escuchó una voz que lo llamaba por su nombre.
Al alzar la vista, vio descender del cielo, envuelta en radiante luz, a la Virgen Santísima.
El buen Antonio cayó de rodillas y le preguntó a la Santa Madre que era lo que quería y aquella le respondió que debía encaminarse a la iglesia de San Bernardo para decirle a su párroco y confesor, fray Daniele Porro, que a partir del siguiente sábado debería organizar tres procesiones diarias en honor De Dios y de su Santa Madre.
Antonio prometió hacer lo que se le ordenaba, la Virgen le indicó que al cuarto sábado volviese al mismo lugar.
Cumplido el pedido regresó Antonio el día indicado, 8 de abril, para encontrar a la Madre del Cielo de pie en el mismo lugar, vistiendo una túnica blanca y sonriéndole dulcemente.
Y una vez más volvió a hablarle y le dijo la célebre frase “Misericordia quiero y no justicia”, en alusión a las sangrientas guerras entre España y Francia que tenían a Italia por campo de batalla.
El suceso no tardó en ser conocido por los habitantes del valle y tanto corrió la voz que acudieron peregrinos de todo el norte de Italia e incluso de la misma Francia, a visitar el lugar de la aparición donde, al poco tiempo, se erigió una pequeña capilla.
Por ese motivo, en julio del mismo año, el Gran Consejo de Savona encargó al arquitecto Antonio Sormano la edificación de un santuario dedicado a Nuestra Señora de la Misericordia, recomendándole especialmente que la cripta envolviese el lugar para colocar en ella, sobre la misma piedra desde la que habló Nuestra Señora, una bella imagen de mármol blanco.
A partir de entonces, cada 18 de marzo los fieles saldrían en peregrinación desde Savona, cumpliendo el pedido que Nuestra Señora hiciera a Antonio Botta, recorriendo el trayecto que desde esa hermosa ciudad conduce al santuario, junto al río Letimbro, pasando muy cerca de la casa del labriego que aún se conserva intacta.
fuente:http://es.catholic.net/…/santuario-de-nuestra-senora-de-la-…
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