ESCAPULARIO DEL CARMEN
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
El ESCAPULARIO es un sacramental que está formado por dos trozos de tela que llevan pintados o bordados una insignia, una imagen religiosa o un objeto de devoción y que están unidos por dos cintas o cordones para poderlo llevar colgado al cuello, de tal forma que al llevarlo, un trozo caiga sobre el pecho y el otro sobre la espalda.
Literalmente es una prenda que se lleva sobre los hombros colgando por delante y por detrás y que es usada tanto por miembros de las Órdenes Religiosas así como por los fieles laicos.
Los SACRAMENTALES ayudan a disponernos a recibir mejor los efectos de los sacramentos. Mientras los sacramentos son de institución divina, pues los ha instituido el mismo Jesucristo, los sacramentales son de institución eclesiástica, con el poder conferido por Nuestro Señor Jesús cuando dijo a sus Apóstoles: "Todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo".
Los seres humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y también uniformes que nos identifican, el escapulario es un signo de pertenencia a la Sma Virgen Maria.
Muchas personas usan el escapulario u otros objetos de devoción sin saber su verdadero significado. Por lo que es muy importante preguntarnos ¿cuál es el verdadero significado del escapulario?
El término “escapulario” nos viene de la palabra latina scapŭla, que puede traducirse como “espalda” u “hombro”, un término que se emplea en nuestra lengua para aludir a una prenda utilizada a modo de distintivo.
Tiene 3 significados importantes:
1.El amor y la protección maternal de María: La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos, el signo es una tela o manto pequeño. Envolver en su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual.
2.Pertenencia a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María. “Pertenecer a María” es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.
3.El suave yugo de Cristo: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera". El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar. Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y dificultades que ese yugo le traiga.
El escapulario es un signo de nuestra identidad como católicos, vinculados de íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente según nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación.
En momentos de tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre, resueltos a ser fieles al Señor. Ella nos dirige hacia el Sagrado Corazón de su Hijo Divino y el demonio es forzado a retroceder vencido.
Hay 2 clases de Escapularios: El ESCAPULARIO MONACAL es una pieza de tela parte del hábito de algunas congregaciones religiosas católicas, masculinas y femeninas. Y el ESCAPULARIO DEVOCIONAL que se deriva del escapulario monacal pero es mucho más pequeño, lo llevan los fieles como forma de devoción, y representan la adhesión con la comunidad religiosa que lleva el escapulario.
Y son 19 los aprobados e indulgenciados por la Iglesia. Pretenden recordar a quienes los llevan los deberes e ideales de la orden correspondiente.
1.CARMELITA o “escapulario marrón”, lleva por un lado la imagen de Nuestra Señora del Carmen y por otro el escudo.
2.NTRA. SEÑORA DE LA MERCED: De color blanco al frente tiene una imagen de la Virgen y detrás el escudo de la Orden.
3.SANTÍSIMA TRINIDAD: De la Orden Trinitaria, blanco con la cruz azul y roja. Nace de una visión de San Juan de Mata, fundador de la Orden.
4.SIETE DOLORES DE MARÍA: Es negro, como el hábito de los Servitas, suele llevar una imagen de la Dolorosa, del Corazón de María, la Piedad.
5.INMACULADA CONCEPCIÓN: De color Azul, color distintivo de María. Por una cara lleva a la Inmaculada y por otra el anagrama de María.
6.PRECIOSÍSIMA SANGRE: De color rojo y una cara tiene un cáliz con la Sangre, siendo adorado por ángeles, la otra cara es sólo roja.
7.DE LA PASIÓN: Es negro y lleva el escudo Pasionista por el frente y algunos símbolos de la Pasión. La parte que cuelga por la espalda es solo tela negra o a veces tiene un crucifijo.
8.DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR Y DE LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA: De color rojo y un lado muestra un crucifijo, algunos de los instrumentos de la Pasión, y las palabras "La Santísima Pasión de Nuestro Señor Jesucristo nos salvará." La otra cara muestra una pequeña cruz encima de los Sagrado Corazones de Jesús y María, y las palabras "Sagrados Corazones de Jesús y María, protéjannos".
9. AUXILIO DE LOS ENFERMOS: negro y la parte frontal tiene una imagen de la Virgen María, San José y San Camilo de Lelis. La otra cara tiene la cruz roja de los Cambrianos.
10.INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA: De color blanco, en la parte delantera tiene al Corazón de María, por detrás no tiene nada.
11.SAN MIGUEL ARCÁNGEL: Tiene forma de escudo. Por delante es azul y la parte posterior es negra, asimismo las cintas: una azul, la otra negra. En ambas caras tiene al Arcángel Miguel y las palabras: “¿Quién como Dios?”.
12.SAN BENITO: Color marrón, la parte frontal tiene la imagen de San Benito, pero no es necesaria. La parte posterior, suele llevar la medalla del Santo. Fue renovado e impulsado con nuevas indulgencias en 1883, a la par que se permitió sustituirlo por la medalla.
13.NTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO: De color blanco, nació en 1893, por los Eremitas de San Agustín, el papa León XIII lo aprobó y le concedió indulgencias. Por una cara lleva a la Virgen del Buen Consejo de Genazzanon y por la otra, la tiara papal y las llaves de San Pedro y la inscripción “Hijo, confía en su consuelo”.
14.SAN JOSÉ: Asociado a los capuchinos, originalmente fue blanco (luego oro y morado). Por delante tiene a San José con el niño y la inscripción “San José, patrono de la Iglesia, ruega por nosotros”. Por detrás, la tiara pontificia con las llaves de San Pedro y sobre ello una paloma, debajo del todo, la inscripción: “El Espíritu del Señor es su guía”. morado y oro, con el cordón blanco.
15.SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: Es blanco, en una cara tiene al Sagrado Corazón y en la posterior a la Virgen María bajo el título de “Madre de la Misericordia”. No confundir con el “Detente”, que es otra cosa.
16.SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA: Es muy similar al Escapulario Rojo de la Pasión y se aprobó en 1900. Los dos segmentos de tela blanca, tienen a los Corazones de Jesús y María y una cruz roja.
17.SANTO DOMINGO: Es blanco, por un lado tiene la imagen de Santo Domingo de rodillas ante el crucifijo y por la otra al Beato Reginaldo de Orleans recibiendo el hábito de las manos de la Madre de Dios.
18.SANTA FAZ: es también conocido como “de la Verónica” por la asociación de la Santa Faz con la Santa Verónica. Es negro y tiene una imagen de la Santa Faz (suele ser la de la Sábana Santa).
19. DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA: Es verde y esta relacionado tambén con su Inmaculada Concepción. Se conoce también como "Socorro de los enfermos". Se le debe a Sor Justina Bisqueyburu, una hermana de la Caridad, a quien se le apareció la Virgen sosteniendo en su mano un corazón ardiente.
Consiste en dos piezas de tela café (marrón) conectada con unas cintas, una pieza debe colgar por la espalda y la otra por el frente.
Es parte del hábito de los Carmelitas y para los laicos es una réplica miniatura de ese hábito.
Aunque el escapulario fue dado a los carmelitas, poco a poco muchos laicos fueron sintiendo el llamado de vivir una vida más comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario.
El escapulario de la Orden del Carmen es el signo externo de devoción mariana, que consiste en la consagración a la Santísima Virgen María en la esperanza de su protección maternal.
Quien recibe el Escapulario, entra en comunión con la familia consagrada al amor y a la veneración a la Virgen María, quedando señalado con un peculiar carácter mariano de espíritu de oración, contemplación y de aceptación del sacrificio en la vida.
Asume en definitiva un compromiso de imitar en su vida de cada día a la Virgen María.
"La devoción del escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales” (Pío XII, 6-VIII-1950)
En 1917, la Virgen María pidió cinco cosas en Fátima:
1. La consagración a su Corazón Inmaculado.
2. Recepción de la Sagrada Comunión los primeros sábados durante cinco meses consecutivos.
3. El ofrecimiento de sacrificios diarios para la conversión de los pecadores.
4. Rezar las cinco décadas del Rosario cada día.
5. El uso del escapulario del Carmen como el signo de nuestra consagración a María.
Para este último pedido la Virgen no utilizó palabras, llevó puesto el Escapulario en su última aparición en Fátima. La Hermana Lucía explicó que la Virgen lo hizo porque “Ella quiere que todos los usen”.
Lucía dijo además: “El Rosario y el Escapulario son inseparables”, la razón para llevar el Escapulario es porque es nuestro “signo de consagración al Inmaculado Corazón de María”.
A finales del siglo XII o principio del XIII nacía en el monte Carmelo, de Palestina, la Orden de los Carmelitas. Pronto se verían obligados a emigrar a Europa, donde no fueron muy bien recibidos.
Por ello el Superior General de la Orden, San Simón Stock, suplicaba con insistencia la ayuda de la Santísima Virgen con esta oración:
"Flor del Carmelo, Viña floridal esplendor del cielo; Virgen fecunda y singular; oh Madre dulce de varón no conocida; a los carmelitas, proteja tu nombre, estrella del mar”.
Según la tradición, el 16 de julio de 1251 la Bienaventurada Virgen María, acompañada de una multitud de ángeles, se apareció a San Simón Stock, con el escapulario de la Orden en sus manos, y le dijo:
“Toma este Escapulario, será un signo de salvación, una protección en peligro y una promesa de paz. Todo aquel que muera llevando este Escapulario no sufrirá el fuego eterno. Usa el escapulario devotamente y con perseverancia, es mi vestidura. Para ser revestidos de él, debes estar continuamente pensando en mí, y yo a su vez, siempre estoy pensando en ti y te ayudaré a asegurar la vida eterna”
Además, prometió liberar del Purgatorio a todas las almas que hayan vestido el escapulario durante su vida, el sábado siguiente a la muerte de la persona y llevarlos al cielo.
El Escapulario tiene un significado muy profundo para quien lo lleva puesto.
Es un riquísimo "Obsequio del Cielo" que nos ha traído la misma Santa Virgen María; y a cada uno le dice así: "Perseverad llevando puesto devotamente el Santo Escapulario, porque es mi Hábito…”
La promesa para quienes vistan el Escapulario del Carmen, está contenida en la frase “Todos los que mueran revestidos de este Escapulario no padecerán el fuego del Infierno.”
Esta promesa ha sido explicada un sinfín de veces por diversos Papas, santos y teólogos:
“Quien tenga devoción al escapulario y lo vista, recibirá de María Santísima la gracias de la perseverancia en el estado de gracia o la gracia de la contrición”
Dicho en otras palabras, nuestra Madre la Virgen María, nos ayudará a morir en estado de gracia, con genuino y autentico arrepentimiento por nuestros pecados.
En resumen, nos promete morir en gracia de Dios y salir del purgatorio lo mas rápido posible.
Con el paso del tiempo la Orden de los Carmelitas, la cual consistía en una Primera Orden (los sacerdotes y frailes) y unaSegunda Orden (las monjas), se expandió para incluir una Tercera Orden de laicos que se comprometen a vivir según la espiritualidad carmelitana.
*Es creencia general que la promesa de María a San Simón también se aplica a los miembros de la Tercera Orden, en la medida en que estos laicos dedicados permanezcan fieles a su obligación de oración y de buenas obras, un compromiso expresado por el escapulario piadoso que llevan*.
En 1996, en una declaración aprobada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, la Iglesia afirmó que quien reciba el Escapulario Marrón se convierte en un socio de la Orden Carmelita y se compromete a vivir su espiritualidad de acuerdo a su estado de vida.
Así, todos los Carmelitas son libres de creer en la promesa hecha por Nuestra Señora a San Simón respecto a ellos.
Sin embargo, necesitan esforzarse en ser fieles a las exigencias de la caridad y del camino de perfección.
En otras palabras, el Escapulario Marrón no es ningún amuleto de buena suerte o un “pase gratis al cielo”.
Más bien es una señal del compromiso serio de vivir una fervorosa vida cristiana bajo el patrocinio y protección de Nuestra Señora del Carmen, cuya poderosa intercesión se ocupa de la salvación de sus verdaderos hijos.
En un tiempo de grandes persecuciones contra su Orden, San Simón Stock, recibió de la Santísima Virgen el Escapulario símbolo de protección y eterna alianza.
Nació en 1165, en Inglaterra.
Antes de nacer su madre lo consagró a la Santísima Virgen
Cuando debido a algún malestar propio de la edad, comenzaba a llorar, bastaba que su madre le mostrase una estampa de la Virgen para que se calmase.
Desde pequeño, comenzó a rezar el Pequeño Oficio de la Sma Virgen y también el Salterio en latín.
Perseguido por la envidia de su hermano mayor, y atendiendo a una voz interior, dejó el hogar a los 12 años, retirándose a un bosque, teniendo como oratorio un tronco suficientemente amplio como para colocar una cruz, una imagen de Ntra Señora y recostarse.
Ntra. Señora le reveló entonces su deseo que se uniese a unos monjes que vendrían a Inglaterra provenientes del Monte Carmelo, en Palestina, “porque aquellos religiosos estaban consagrados de un modo especial a la Madre de Dios”,
Finalmente dos frailes carmelitas llegaron el año 1213, y él pudo recibir el hábito de la Orden .
En el Capítulo de 1245, fue elegido 6º Prior General de la Orden Carmelita
Recurría a la Virgen, pidiendo que fuese propicia a su Orden, tan probada, y que diese una señal de su alianza con ella.
El 16 de julio de 1251, le suplicaba a la Madre del Carmelo su protección, con la oración por él compuesta, Flos Carmeli.
Cuando de repente “la Virgen se me apareció en gran cortejo, y, teniendo en la mano el hábito de la Orden me dijo: «Recibe, dilectísimo hijo, este escapulario de tu Orden como señal distintiva y la marca del privilegio que yo obtuve para ti y para todos los hijos del Carmelo; es una señal de salvación, una salvaguarda en los peligros, alianza de paz y de una protección sempiterna. Quien muriese revestido con él será preservado del fuego eterno». Ella me dijo ( ... ) que bastaba enviar una delegación al Papa Inocencio, Vicario de su Hijo, que él no dejaría de mandarme un remedio para nuestros males”.
La Orden del Carmen se multiplicó tan prodigiosamente, bajo la dirección de Simón, que pocos años después de su muerte, a finales del siglo XIII, esa Orden contaba ya con más de 500 monasterios o eremitorios y un gran número de religiosos.
Propagó por todos los medios la Orden en Europa, fundando casas en ciudades donde había universidades.
Entregó su alma a Dios, el 16 de mayo de 1265.
Quienes reciben la imposición de este Escapulario y lo visten habitualmente, necesitan saber las razones que la iglesia ha tenido para autorizarlo y recomendarlo, bendiciendo e indulgenciando a sus devotos.
El Escapulario es un símbolo de la protección de la Madre de Dios a sus devotos y un signo de su consagración a María.
Representa el compromiso de seguir a Jesús, como María, el modelo perfecto de todo discípulo de Cristo. Este compromiso tiene su origen en el bautismo que nos transforma en hijos de Dios.
Por eso afirmó Pío XII que «nadie ignora, ciertamente, de cuánta eficacia sea para avivar la fe católica y reformar las costumbres, el amor a la Santísima Virgen, Madre de Dios, ejercitado principalmente mediante aquellas manifestaciones de devoción, que contribuyen en modo particular a iluminar las mentes con celestial doctrina y a excitar las voluntades a la práctica de la vida cristiana. Entre éstas debe colocarse, ante todo, la devoción del Escapulario de los carmelitas».
La Virgen nos enseña a:
-Vivir abiertos a Dios y a su voluntad, manifestada en los acontecimientos de la vida
-Escuchar la Palabra de Dios en la Biblia y en la vida, a creer en ella y a poner en práctica sus exigencias
-Orar en todo momento, descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias
-Vivir cercanos a las necesidades de nuestros hermanos y a solidarizarnos con ellos.
Coloca delante el ejemplo de los santos y santas del Carmelo, con los que se establece una relación familiar de hermanos y hermanas.
Expresa la fe en el encuentro con Dios en la vida eterna, mediante la ayuda de la intercesión y protección de María.
El fruto del Escapulario consistirá en que quien lo lleve se esfuerce eficazmente en la imitación de las virtudes de la Santísima Virgen.
Hay tres palabras claves que sintetizan los orígenes de nuestra relación carismática con la Virgen María: el lugar del Monte Carmelo, el nombre o título mariano de la Orden, la explícita mención de la dedicación de la Orden del Carmelo al servicio de nuestra Señora
.
a. El lugar: una capilla en honor de la Virgen María en el Monte Carmelo. El primer testimonio histórico mariano acerca de la Orden, nos habla de una "muy bella y pequeña iglesia de nuestra Señora que los ermitaños latinos, llamados "Hermanos del Carmelo" tenían en el Wadi 'ain es-Siah. Este dato primordial de la capilla del Monte Carmelo dedicada a la Madre de Dios es significativo y prácticamente es el hecho del que se desprende la más antigua devoción de los Carmelitas a la Virgen.
b. El nombre: "Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo". Así aparece el título de la Orden en algunos documentos pontificios, con una referencia explícita a la Virgen María. Este nombre, "Hermanos" que es signo de familiaridad e intimidad con la Virgen, ha sido reconocido por la Iglesia, y será en adelante fuente de espiritualidad cuando los autores carmelitas posteriores hablen del "patronazgo de la Virgen" y de su cualidad de "Hermana" de los Carmelitas.
c. La consagración a la Virgen. El Carmelo profesa con su dedicación total al servicio de Jesucristo como Señor de la Tierra Santa, según el sentido de seguimiento y de servicio que tiene el texto inicial de la Regla en su contexto histórico y geográfico, su total consagración a la Virgen María. Esta especial consagración que se une al recuerdo del seguimiento de Cristo tendrá una lógica consecuencia en la fórmula de la profesión que incluirá la mención explícita de la entrega a Dios y a la Bienaventurada Virgen María.
Al recibir el escapulario te incorporas espiritualmente a la familia del Carmelo, espiritualidad profundamente Mariana que integra varias congregaciones, institutos y agrupaciones y a quien se han otorgado estas promesas.
Para recibir el escapulario se debe tener una decisión firme y permanente de consagrarse a María, de amarla e imitarla.
La primera vez que se recibe un escapulario, deberá ser impuesto por un sacerdote. Cualquier sacerdote o diácono puede efectuar la imposición del Escapulario. Para eso, debe utilizar una de las fórmulas para la bendición e imposición, previstas en el Ritual Romano .
El escapulario debe ser usado de manera continua (incluso durante la noche) como un signo exterior de nuestra entrega a María. Una auténtica vivencia de la consagración implica el posible discernimiento de quitárselo (por ejemplo para bañarse) sin que por eso un consagrado pudiese no recibir las gracias. Nunca debe hacerse por falsos respetos humanos o por avergonzarse de la fe.
El escapulario es impuesto solamente una vez, y para toda la vida, pues es un signo exterior de un acto de consagración permanente. En caso de deterioro o extravío la persona debe adquirir otro y puede colocárselo tan pronto sea posible sin que sea necesaria una nueva imposición ni la bendición del nuevo. El escapulario nuevo ya puesto puede ser bendecido cuando haya oportunidad como un sacramental.
Una vez impuesto el primero, que ha de ser el tradicional de tela, este puede ser sustituido (por permiso papal de 1910) bajo determinadas condiciones por una medalla escapulario que tiene por una parte la imagen del Sgdo. Corazón y por otra la de la Virgen.
Los escapularios gastados, si han sido bendecidos no se deben echar a la basura. Se aconseja quemarlos o enterrarlos en un lugar donde no se puedan pisar, esto como signo de respeto.
Portar el Escapulario exige un compromiso cristiano auténtico: vivir de acuerdo con las enseñanzas del evangelio, recibir dignamente los sacramentos y profesar una devoción especial a la Sma. Virgen que se expresa en el esfuerzo por imitarla siempre, como mínimo de oración, la persona debe cumplir con la recitación diaria de tres avemarías.
En caso de peligro de muerte, como acto de misericordia, se debe invitar al enfermo a invocar la misericordia divina y a recibir los sacramentos oportunamente. Puede hablarle de las promesas del escapulario e invitarlo a recibirlo. Siendo imposible encontrar a un sacerdote, un seglar puede imponerlo, recitando una oración a Nuestra Señora y utilizando un escapulario ya bendecido.
Fórmula Breve para la imposición del Escapulario:
Recibe este Escapulario, signo de una relación especial con María, la Madre de Jesús, a quien te comprometes a imitar. Que este Escapulario te recuerde tu dignidad de cristiano, tu dedicación al servicio de los demás y a la imitación de María. Llévalo como señal de su protección y como signo de tu pertenencia a la familia del Carmelo, dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y a empeñarte en el trabajo por la construcción de un mundo que responda a su plan de fraternidad, justicia y paz.
(El sacerdote vuelve a rociar con agua bendita a la persona, esta ya quedó enrolada en la Orden del Carmen)
Sí. El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es madre de todos.
Muchos milagros de conversión se han realizado en favor de buenos no-católicos que se han decidido a practicar la devoción al escapulario.
Cierto día le llevaron a San Stock un anciano moribundo, quien, al recobrar el conocimiento, le dijo al santo que no era católico, que usaba el escapulario como promesa a sus amigos y rezaba una Ave María diariamente. Antes de morir recibió el bautismo y la unción de los enfermos.
La Virgen ha prometido liberar del purgatorio el primer sábado después de la muerte a la persona que muera con el escapulario.
Esta gracia es conocida como el Privilegio Sabatino y tiene su origen en una bula del Papa Juan XXII otorgada el 3 de marzo de 1322, después de una aparición de la Virgen al mismo Papa, en la que prometió para aquellos que cumplieran los requisitos de esta devoción que "como Madre de Misericordia, con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza".
Las condiciones para gozar este privilegio son llevar el escapulario con fidelidad, guardar la castidad de su estado, rezar el oficio de la Virgen o los cinco misterios del rosario.
El Papa Pablo V confirmó en un documento oficial que se podía enseñar este privilegio sabatino a todos los creyentes.
Quienes deliberadamente viven una vida de pecado, juzgando que por usar el escapulario se salvarán, hacen muy mal.
Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.
El escapulario NO salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana.
Mons. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden Carmelita nos dice: "No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos... Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la ´omnipotencia suplicante´ de la madre de la misericordia."
Los Papas y Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El Papa Pío XI nos advierte: "aunque es cierto que la Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor."
Sin embargo, no debemos combatir que el escapulario sea usado por los pecadores. El mismo San Claudio de la Colombière, en un sermón sobre la Virgen del Carmen en la Iglesia de los carmelitas de Lyon, dijo: "No os quiero lisonjear: de ningún modo se puede pasar de una vida pecadora y desordenada para la vida eterna, a no ser por el camino de la sincera penitencia; sin embargo, este sincero arrepentimiento, de tal modo lo sabrá facilitar la más cariñosa de las madres que, cuando menos lo penséis, hará brillar en vuestras almas un rayo de luz sobrenatural que en un instante os hará ver el engaño".
Está autorizado su uso con tal de que por un lado lleve la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y por el otro una de la Santísima Virgen.
La imposición debe realizarse con Escapulario de tela. A pesar de ello, el mismo San Pío X, al conceder esta dispensa, recomendó el uso del Escapulario de tela.
Este es más simbólico, por ser una expresión abreviada del hábito del Carmen.
La impresionante secuencia de grandes apariciones marianas que comenzó a partir del siglo XIX, en un llamado urgente para pedir la conversión y penitencia del mundo cada vez mas pecador, presenta un discreto y constante vínculo con esta devoción.
En efecto, en Lourdes, la última aparición a Santa Bernardita tuvo lugar el 16 de julio de 1858, fiesta litúrgica de Nuestra Señora del Carmen y aniversario de la entrega del Escapulario a San Simón Stock.
Y en Fátima, en la sexta aparición, durante la cual se produjo el milagro del sol para probar su autenticidad, la Virgen quiso aparecer a los tres videntes -Lucía, Jacinta y Francisco- bajo la advocación del Carmen, con el Niño Jesús en los brazos y el Escapulario.
A este propósito, la Hermana Lucía, en una entrevista concedida el 15 de Agosto de 1950 al R. P. Howard Rafferty, O.C.D., confirmó esa visión y que la Virgen quería que el Escapulario fuera tomado como parte del mensaje, añadiendo:
"ahora el Santo Padre lo ha afirmado así al mundo entero, diciendo que el Escapulario es signo de consagración al Inmaculado Corazón. (...). El Rosario y el Escapulario son inseparables".
Al sernos impuesto el Escapulario nos consagramos a la Virgen y elegimos, así, "el camino fácil, corto, perfecto y seguro para llegar a la unión con Nuestro Señor, que es en lo que consiste la perfección del cristiano".
Así lo practicaron y enseñaron los santos, particularmente San Luis María Grignion de Montfort, y lo expresó Ella misma en Fátima.
Y a través de la voz de sus pastores, la Iglesia lo reafirma, como lo hizo San Juan Pablo II recordando a Pío XII: "la forma más auténtica de devoción a la Virgen Santísima, expresada mediante el humilde signo del Escapulario, es la consagración a su Corazón Inmaculado".
Eso sí, el Escapulario no es un amuleto mágico, ni una garantía automática de salvación, ni una dispensa de vivir las exigencias de la vida cristiana sino que esta devoción exige más bien un compromiso cristiano auténtico:
Vivir de acuerdo con las enseñanzas del Evangelio, recibir los sacramentos y profesar una devoción especial a la Santísima Virgen que se expresa, al menos, con la recitación cotidiana de tres Avemarías.
Si aún no lo tienes impuesto, no dejes de buscar la ocasión para hacerlo, o habla con algún sacerdote amigo, tu párroco… ¡es mucho lo que tienes que ganar!.
Si ya lo usas, no dejes de progresar en su devoción.
Aprende a besarlo con más amor cuando venga la tentación, utilízalo como escudo contra la desesperanza y, sobre todo, haz que sea un recordatorio constante del cariño a Nuestra Madre.
Quienes llevan el escapulario del Carmen se unen a la familia carmelita y pueden ganar Indulgencia Plenaria, cumpliendo la condiciones establecidas, el día en que le imponen el escapulario y los siguientes días:
-16 de mayo (San Simón Stock)
-16 de julio (Virgen del Carmen)
-20 de julio (San Elías Profeta)
-1 de octubre (Sta.Teresita de Lisieux)
-15 de octubre (Sta.Teresa de Jesús)
-14 de noviembre (Todos los Santos Carmelitas)
-14 de diciembre (San Juan de la Cruz).
Se necesitan los requisitos propios de las indulgencias, más las condiciones del escapulario en la promesa de salvación.
-Estar en gracia de Dios.
-Tener intención al menos general de ganar la indulgencia.
-Tener la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial.
-Confesarse, al menos veinte días antes o después de realizar la acción premiada (sin olvidar que hay que estar en gracia de Dios antes de acabar la acción) Una misma confesión puede servir para ganar varias indulgencias plenarias,
-Comulgar, en ese mismo periodo de tiempo. Se necesita una comunión para cada indulgencia plenaria.
-Rezar por las intenciones del Papa un Padrenuestro y un Avemaría, u otras oraciones. Deben rezarse también en esos días. Se necesita una oración para cada indulgencia plenaria.
-Sólo se puede ganar una indulgencia plenaria cada día.
Una vez que se ha bendecido formalmente el Escapulario, el devoto no necesita pedir la bendición para futuros escapularios, sean por pérdida o daño del mismo. Ya que la gracia y las promesas descansan sobre el que lo posee
.
Nota: Como una gran señal de respeto, cualquier Escapulario que haya sido bendecido y se haya dañado con el tiempo o el uso, no deben tirarse nunca a la basura. Ellos pueden ser quemados o enterrados mientras se reza un Avemaría a la Virgen
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