Día 14

La Consagración de Kolbe

Para concluir las reflexiones de esta semana sobre la enseñanza de San Maximiliano acerca de la consagración mariana, será beneficioso conocer su propia oración de consagración. Ahora vamos a examinarla en sus tres partes: (1) una invocación, (2) una súplica a María para que nos reciba como propiedad suya, (3) una súplica a María pidiéndole que nos utilice para ganar a otras almas para ella. La oración comienza con una invocación:

“Oh Inmaculada, Reina del cielo y de la tierra, refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima, a quien Dios quiso confiar la entera economía de la misericordia.”

Aquí tenemos el título favorito de Kolbe para María, la “Inmaculada”. Como sabemos por su aparición en Lourdes, esta es su identidad. Para Kolbe es su identidad más importante porque subraya su unión íntima con el Espíritu Santo. Esta invocación también incorpora otra parte de la identidad de María: Madre. María es la madre más humilde, dulce, tierna y cariñosa. Finalmente, Kolbe alude aquí a otro de sus títulos favoritos, a saber, Mediadora de todas las Gracias. Pues a María “Dios quiso confiar la entera economía de la misericordia”. La segunda parte de la oración de consagración expresa una súplica para que María nos reciba como propiedad suya:

“Yo, indigno pecador, me postro a tus pies suplicándote humildemente que aceptes todo mi ser como cosa y propiedad tuya, y hagas lo que desees de todas las facultades de mi alma y de mi cuerpo, de toda mi vida, muerte y eternidad.”

Recuerda que de Montfort en su fórmula de consagración amplió y detalló lo que entregaba a María: su cuerpo, su alma, sus bienes y méritos, etc. Kolbe tiene la misma intención que de Montfort pero lo simplifica al expresar el don de sí mismo a María con una declaración concisa: “Que aceptes todo mi ser”. A la inversa, mientras que de Montfort describe el propósito de su consagración con una simple frase sumaria, “a la mayor gloria de Dios”, es Kolbe quien lo amplía y detalla. Así, en la tercera parte de su oración de consagración Kolbe describe el propósito de su ofrenda no simplemente “a la mayor gloria de Dios” sino de la siguiente manera:
“Dispón, si quieres, de todo mi ser sin ninguna reserva, para que se cumpla lo que fue dicho de ti: “Ella te aplastará la cabeza”, así como: “Tú sola has destruido todas las herejías en el mundo entero”, a fin de que en tus manos inmaculadas y misericordiosísimas yo llegue a ser un instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria en tantas almas extraviadas e indiferentes y difundir así todo lo posible el bendito reino del Sagradísimo Corazón de Jesús. Donde tú entras, en efecto, obtienes la gracia de la conversión y la santificación, ya que toda gracia que fluye del Corazón dulcísimo de Jesús para nosotros nos llega a través de tus manos.”
Fácilmente se puede pasar por alto la audacia de la primera oración pero cuando la asimilamos, su audacia puede ser asombrosa. ¡Kolbe le está pidiendo a María que lo utilice para derrotar el reino de Satanás! Tal vez retrocede (un poco) en su increíble ambición cuando dice que quiere ser utilizado para ayudar a difundir “ todo lo posible el bendito reino del Sagradísimo Corazón de Jesús”. Aun así, su audacia es increíble. Quiere que María lo utilice como su instrumento — tanto como sea posible — para aplastar a Satanás y extender el reino de Dios, el reino del amor del Corazón de Jesús. Es interesante que Kolbe se concentre en el Corazón de Jesús mencionándolo dos veces. No es un capricho pasajero. Por ejemplo, aparece de nuevo cuando da el lema de su ejército de Caballeros de la Inmaculada, la Milicia Inmaculada: “Nuestro único estímulo es el amor al Santísimo Corazón de Jesús, a fin de unir a Él, a través de la Inmaculada, al mayor número posible de almas”. Aprenderemos más sobre el Corazón de Jesús como la meta más perfecta para nuestras vidas espirituales cuando reflexionemos la próxima semana sobre la Santa Madre Teresa y sus enseñanzas.

ORACIÓN DEL DÍA:
“Ven, Espíritu Santo, que habitas en María.
Prepárame para entregar todo a la Inmaculada por el Reino De Dios”.

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