“A quienes les perdones los pecados les quedarán Perdonados; a los que no se los perdones les quedarán sin perdonar.” (Jn. 20,23)

 

No hay pecado que no pueda ser perdonado, si nos acercamos a la misericordia de Dios con un corazón sediento de su Perdón.

 

La confesión es un Sacramento consolador altamente personal donde Cristo sale al encuentro de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

 

Condiciones para una Buena Confesión.

 

+ Examen de Conciencia

+ Dolor por haber pecado

+ Propósito de no volver a pecar

+ Decir los pecados al confesor

+ Cumplir la Penitencia

 

¿Cuándo tienes que confesarte?

La iglesia pide que nos confesemos al menos una vez al año; pero hay que tener en cuenta que la Confesión es necesaria para reconciliarte con Dios cuando se le ha ofendido con un pecado grave y aconseja acudir a ella frecuentemente para renovar e incrementar la gracia santificante que nos da su Espíritu Santo.

 

Para ello debemos arrepentirnos sinceramente delante de Cristo de todos nuestros pecados cometidos y tomar la resolución de no volver a pecar.

 

Antes de hacer tu examen de conciencia debemos ponernos en la presencia de Dios y pedirle Su Luz, para que al momento de confesar los pecados lo hagamos de manera sincera y arrepentida asumiendo la responsabilidad de los actos cometidos.

 

¿Qué se debe confesar?

Todo pecado grave y/o mortal no confesado hasta este momento. Para que un pecado sea mortal, debe tener materia grave (que haya atentado contra la gracia de Dios y su Espíritu Santo), pleno conocimiento de la gravedad del pecado y consentimiento, y voluntad plena en la acción del pecado.

 

Oración para la confesión.

Dios mío he pecado, y soy culpable ante Ti, dame el valor para confesarte mi falta en lo secreto de mi corazón, ilumina a mi confesor para que me guíe con seguridad en este camino aumenta mi humildad, hazla más auténtica, líbrame de mi pecado y perdona el dolor por haberte ofendido y por haber ofendido a mi prójimo, mi vida pongo en tus manos. Amén