25 JUNIO - San Máximo de Turín

Obispo y escritor de teología. Se conserva la mayor parte de sus obras literarias pero es muy poco lo que se sabe acerca de él, parece que nació en Retia. En sus escritos dice que hacia el año de 397, presenció el martirio de tres obispos. En el 451 fue enviado al sínodo de Milán donde se aceptó la epístola dogmática de León I. En ella se definía la doctrina ortodoxa de la Encarnación en contra de los nestorianos y eutiquianos.

También estuvo presente en el Concilio de Roma del 465, en los decretos su firma figura después de la del pontífice san Hilario y, como por aquel entonces se daba precedencia por la edad, es evidente que Máximo era muy anciano. Se supone que murió poco después de aquel Concilio.

Sus obras son particularmente interesantes por darnos a conocer algunas costumbres extrañas y pintorescas de la antigüedad, en la época de las invasiones de los godos. En una de sus homilías describe la destrucción de Milán por las hordas de Atila; en otra, habla de los mártires Octavio, Solutor y Adventus. En dos homilías sobre la acción de gracias, inculcaba el deber de elevar diariamente las preces al Señor y recomendaba los Salmos como los mejores cánticos de alabanza. Insistía en que nadie debía dejar las oraciones de la mañana y la noche, así como la acción de gracias, antes y después de las comidas.

Exhortaba a todos los cristianos para que hiciesen el signo de la cruz al emprender cualquier acción, puesto que "por el signo de Jesucristo (hecho con devoción) se pueden obtener bendiciones sin cuento sobre todas nuestras empresas". En uno de sus sermones, abordó el tema de los festejos un tanto desenfrenados del Año Nuevo y criticó la costumbre de dar regalos a los ricos, sin haber repartido antes limosnas entre los pobres.

Más adelante, en esa misma prédica, atacó duramente a "los herejes que venden el perdón de los pecados", cuyos pretendidos sacerdotes piden dinero por la absolución de los penitentes, en vez de imponerles penitencias y llanto por sus culpas.

Existe una leyenda que explica por qué san Máximo es representado señalando hacia un ciervo: cierto día, un clérigo lo siguió con malas intenciones hasta una capilla desierta a la que el santo frecuentemente se retiraba a orar. De repente, el clérigo fue presa de tal sed que debió pedir ayuda a Máximo. Una cierva pasaba ahí en ese instante y Máximo la detuvo para que el clérigo pudiera beber de su leche.

Escribió varios tratados, unos se refieren al bautismo, uno es apologético contra los no creyentes, y uno contra los judíos. En muchos sermones que se tienen, ataca los resurgimientos del paganismo y defiende la fe ortodoxa frente a los ataques de la herejía.

Cuenta la tradición que San Eusebio a su regreso a Turín en el año 354, le obsequió a su amigo san Máximo, una imagen de la Virgen María que fue pintado por San Lucas, la cual la ubicó en una capilla de la Iglesia dedicada a San Andrés. Desde ese instante el pueblo comenzó a venerar a la Virgen María bajo el título de Consoladora.

San Maximo aparece en el martirologio romano, el día 25 de junio, y la ciudad de Turín lo honra como su santo patrono.

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