26 JUNIO - San Josemaría Escrivá de Balaguer

Nació en Barbastro, España el 9 de enero de 1902.

Intuye que Dios desea algo de él. Piensa que podrá descubrirlo si se hace sacerdote, y comienza a prepararse primero en Logroño y más tarde en el seminario de Zaragoza.

Siguiendo un consejo de su padre, estudia también la carrera de derecho. Recibe la ordenación sacerdotal el 28 de marzo de 1925 y comienza a ejercer el ministerio primero en una parroquia rural y luego en Zaragoza.

El 2 de octubre de 1928, durante un retiro espiritual, Dios le hace ver la misión a la que lo ha destinado: ese día nace el Opus Dei. La misión específica del Opus Dei es promover entre hombres y mujeres de todos los ámbitos de la sociedad un compromiso personal de seguimiento de Cristo, de amor a Dios y al prójimo y de búsqueda de la santidad en la vida cotidiana.

Al estallar la guerra civil, en 1936, Josemaría Escrivá se encuentra en Madrid. Ejerce su ministerio sacerdotal clandestinamente, hasta que logra salir de Madrid. Después de una travesía por los Pirineos hasta el sur de Francia, se traslada a Burgos.

Cuando acaba la guerra, en 1939, regresa a Madrid. En los años siguientes dirige numerosos ejercicios espirituales para laicos, para sacerdotes y para religiosos

En 1946 fija su residencia en Roma, desde ahí viaja a distintos países para impulsar el establecimiento y la consolidación del trabajo apostólico del Opus Dei.

Fallece el 26 de junio de 1975. Fue beatificado el 17 de mayo de 1992 y proclamado santo, el 6 de octubre de 2002.

A lo largo de su vida había ido creciendo en su corazón un apasionado amor a la Madre de Dios, desde su infancia hasta el fin de su caminar en este mundo. Un amor fiel hasta el último momento, rememoraba Juan Pablo II: «en los últimos momentos de su vida terrena monseñor Escrivá dirigió una intensa mirada al cuadro de la Virgen de Guadalupe, que tenía en su habitación, para encomendarse a su intercesión maternal y pedirle que lo acompañara hacia el encuentro con Dios».

Con sus palabras, con sus escritos, y sobre todo con su vida, le decía a sus hijos del Opus Dei: «Si en algo quiero que me imitéis, es en el amor que tengo a la Virgen».

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