33.

”... os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman” (2/2).

En la segunda frase que es bellísima encontramos dos grandes tesoros de salvación.

〰📍1. El Perdón.

La Iglesia es un pueblo de pecadores que experimentan la misericordia y el perdón de Dios.
El perdón requiere tener un gran corazón. Cuando se perdona una gran culpa, entonces se habla de que el que perdona tiene magnanimidad. Para vivir feliz, toda persona necesita del perdón.
“Jesús le dijo a Pedro que perdonara setenta veces siete”. (Mt 18, 21)
Los que seguimos a Jesús perdonamos siempre. Perdonamos como el Padre Dios nos perdona (Mt 6, 12).

〰📍2. Oración de intercesión

Una de las oraciones más comunes y más hermosas en la Iglesia es la oración de intercesión. Quien intercede ante Dios por el bien de sus hermanos muestra un corazón generoso.
La oración de intercesión es esa experiencia de la hemorroísa la cual estaba segura que al acercarse al Señor y tocar su manto iba a recibir aquello que tanto deseaba (cf. Mc 5, 25-34). Cuando nosotros intercedemos hacemos esa misma experiencia. Elevamos nuestra mano al seno de la Trinidad, al corazón de Dios, con la confianza de saber que Dios nos va a dar los bienes que tanto deseamos.

🔸Dios no se resiste a las almas humildes que lo buscan con insistencia y con fe.

🔸Su corazón se deja conmover, compadecer y tocar por nuestras miserias y pobrezas, terminando por derramar sin cesar su infinita misericordia.
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