335. 🔹 Los primeros sufrimientos de Lucia [2/3]
#FatimaParaHoy 170

💔Al avanzar las apariciones, la gente que iba a la Cova estaba pisoteando los cultivos que el padre de Lucia, Don Antonio, había sembrado como alimento; y lo que la gente no pisoteaba, los animales que traían consigo se lo comían.

🖤 Los cultivos perdidos hicieron que María Rosa se pusiera aún más molesta con Lucía y que le dijera:

“¡Cuando quieras algo de comer, ve y pídeselo a la Señora!”

🙁 Sus hermanas se sumaban a las burlas:
“Sí, puedes comerte lo que crece en la Cova da Iria”.

⚡️ Después de que cesaron las apariciones, María Rosa se enfermó a tal punto que la familia pensó que se moría.

👩🏽👩🏽‍🦳 Cuando la pequeña Lucía fue a abrazar a su madre, pensando que sería la última vez, su mamá se le abrazó del cuello diciendo:
“¡Pobre hijita mía, qué será de ti sin tu mamá! Me estoy muriendo con el corazón traspasado por causa tuya”.

💔 María Rosa tenía a Lucía fuertemente asida en sus brazos, pero la hermana mayor de Lucía la apartó diciendo:
“¡Mamá se va a morir de pesar por todos los problemas que le has causado!”.

💔👩🏽✝️ Llena de intenso dolor, Lucía ofreció al Señor ese sacrificio.

🙏🏽 Más tarde otras dos de sus hermanas dijeron:
“Lucía, si es verdad que viste a nuestra Señora, ve ahora mismo a la Cova da Iria y pídele que cure a nuestra madre. Prométele lo que quieras y nosotras la haremos, y entonces creeremos”.

🏃🏽‍♀️🙏🏽🧖🏼‍♀️ Lucía corrió a la Cova con su Rosario en la mano, y allí lloró intensamente mientras le rogaba a su Madre del cielo que curara a su madre terrenal. Ella estaba segura de que nuestra Señora la escucharía, y así fue. Cuando Lucía volvió de la Cova, su madre ya se estaba sintiendo un poco mejor. Tres días después ya pudo retomar su trabajo en la casa.

👩🏽✋🏼 Lucía había prometido cierta devoción sacrificial que muchos de los peregrinos que van a la Cova siguen imitando hasta nuestros días cuando le piden a nuestra Señora favores especiales o curaciones:
-“ ir en procesión hasta la capilla de la Cova de iría Yo le había prometido a la Santísima Virgen que, si me concedía lo que le estaba pidiendo, iría allí por nueve días seguidos, junto con mis hermanas, rezaría el Rosario y todas iríamos de rodillas desde la carretera hasta la encina; y al noveno día llevaríamos con nosotros a nueve niños pobres y después les daríamos de comer. Así que fuimos, para cumplir mi promesa, y mi madre vino con nosotras”.

“¡Qué extraño! —dijo—. ¡Nuestra Señora me curó, y no sé por qué pero todavía no creo! No sé cómo puede ser eso”.

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