336. 🔹 Los primeros sufrimientos de Lucia [3/3]
#FatimaParaHoy

🖤 Una última pena familiar que hay que mencionar es la muerte del padre de Lucia , Antonio.

🤧 Él siempre tuvo buena salud, pero le dio un ataque de doble pulmonía y se murió en veinticuatro horas.

🙍🏽‍♀️😢Lucía tuvo un profundo duelo por su padre.

“- Mi pena era tan grande que pensé que yo me iba a morir también. Él era el único que nunca había dejado de mostrar que era mi amigo, y el único que me defendía cuando en la casa había discusiones por causa mía”.

🔂😢 En esa época de su vida, los sufrimientos parecían ser continuos para Lucía.

⚡️Algunos de ellos venían en forma de temores y dudas que ella misma tenía de que las visiones de nuestra Señora fueran falsas, especialmente de después de que su párroco sugirió que “podrían ser un engaño del diablo”.

⚡️⚡️ Pero la mayoría de sus luchas diarias provenían de otras personas.

🤦🏻‍♀️ Muchos de sus vecinos se reían y se burlaban de ella, probablemente motivados por una mezcla de incredulidad y celos.

🤦🏻‍♀️🤦🏻‍♀️ También la trataban con desdén dos miembros de la caballería del Gobierno, que estaban asignados para mantener a la gente alejada de la Cova da Iria. Cierto día, cuando ella llegó, la obligaron a caminar de regreso hasta llegar a casa de sus padres, y cuando se enteraron de que era una de los visionarios hasta amenazaron con cortarle la cabeza. Dijeron que si la mataban, ellos saldrían de problemas. Como hemos visto, ella ya había sufrido maltrato de parte de oficiales del Gobierno cuando la encarcelaron junto con ladrones y la amenazaron con la tortura y la muerte. Después vino la presión emocional de las constantes preguntas que le hacían los clérigos y otros, algunos con buena intención pero otros con simple curiosidad.

💔 Todas estas cosas le ocasionaron un gran sufrimiento emocional, pero quizás los mayores sufrimientos para Lucía fueron las muertes de sus dos pequeños primos, Francisco y Jacinta. Ellos habían llegado a ser sus compañeros más cercanos cuando iban juntos a apacentar sus rebaños. Al compartir tanto los consuelos como las dificultades de las apariciones, se había formado entre ellos un lazo formidable. Siendo ella misma niña todavía, Lucía soportaba esos sufrimientos con una gracia sobrenatural. Ella sabía que todos sus sufrimientos eran permitidos por Dios, y los aceptaba con paciencia y los ofrecía en reparación por los pecados de los demás.

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