4 OCTUBRE-San Francisco de Asís, heraldo de María, la Madre de Jesús

San Francisco amaba a Dios y a todas las criaturas con todo su ser, pero de modo particular amaba con indecible afecto a la madre del Señor Jesús, por ser ella la que ha convertido en hermano nuestro al Señor de la majestad, y por haber nosotros alcanzado misericordia mediante ella.

Después de Cristo, depositaba principalmente en ella su confianza; por eso la constituyó abogada suya y de todos los hermanos.

Francisco veía en María, por su condición de madre, la prolongación de la misericordia, del amor y de la omnipotencia de Jesús, su hijo y redentor nuestro. Ambos como diría la teología posterior, fueron predestinados en un mismo decreto por el Padre para consumar la misma obra: la redención del género humano. Madre e Hijo constituyen un tándem indesglosable.

Dos fiestas eran para San Francisco objeto de particular fervor y regocijo, y para las que se preparaba con un retiro de cuarenta días de oración y ayuno:
1️⃣ Navidad y
2️⃣ la Asunción.

La Navidad, la llamaba la fiesta de las fiestas, en la que Dios, hecho niño pequeñuelo, se crió a los pechos de madre humana. Cuando meditaba este misterio, dicen las fuentes franciscanas que lloraba de ternura y agradecimiento. Este agradecimiento lo expresa ante el Padre «Y te damos gracias porque quisiste que Él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciera de la gloriosa siempre Virgen beatísima Santa María»

María es para Francisco, modelo y ejemplo. En un escrito dirigido a toda la Orden dice a los hermanos sacerdotes que celebran, reciben y administran el cuerpo del Señor: «Si la bienaventurada Virgen es tan honrada, como es justo, porque ha llevado en su santísimo seno al Señor..., ¡cuán santo, justo y digno debe ser quien toca con las manos ese mismo cuerpo en la eucaristía!»

La ejemplaridad de María es propuesta por Francisco a los hermanos después de referirse al misterio de la Encarnación :
«Y, siendo Él sobremanera rico, quiso, junto con la beatísima Virgen, su Madre, escoger en el mundo la pobreza»

Llamaba a la pobreza reina de las virtudes, «pues con tal prestancia había resplandecido en el Rey de los reyes y en la Reina, su Madre»

San Francisco quiso ser pobre porque Cristo y su Madre fueron pobres y vivieron pobres

Amaba a los pobres y veía en ellos, con los ojos de la fe, un icono de Cristo y de su pobrísima Madre.

Solía decir: «Hermano, cuando ves a un pobre, ves un espejo del Señor y de su Madre pobre»

Francisco, que tanto amó y veneró a María por el don de su maternidad divina, se alegraba y daba también gracias por saber que, por gracia de Dios y obra del Espíritu Santo, él, y cualquier cristiano, puede ser respecto de Cristo espiritualmente lo que la Virgen fue física y biológicamente, es decir, engendrarlo por la escucha de la Palabra, llevarlo en el corazón y darlo a luz mediante las obras santas, que deben ser luz para ejemplo de los otros.

Después de Cristo, su Madre, María, pero siempre y en todo inseparables.

Fuente: http://www.franciscanos.org/virgen/jalvarez.html

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