47.

REPARACIÓN

El ángel enseñó a los niños a ofrecer sus sacrificios a Dios en reparación por los pecados con los que se le ofende a Él.

En otras palabras, cuando una persona ofrece alguna buena acción o realiza un acto de negación de sí como reparación a Dios, está diciendo: “Dios, te amo”, con el fin de desagraviarlo por una ofensa cometida contra él, con la cual alguien más dijo: “Dios, yo no te amo”.

Cuando Cristo ofreció su vida en la Cruz, estaba reparando todos los pecados de la humanidad por su obediencia perfecta, por amor, al Padre.

Cristo nos invita a participar en su acto de reparación, mediante la unión de nuestros sufrimientos y sacrificios con el suyo para expiación de los pecados del mundo.

0 Comments

Déjanos un comentario