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Soportar los SUFRIMIENTOS con humildad

En un espíritu de sacrificio, los niños debían “aceptar y soportar con sumisión el sufrimiento que el Señor les enviaría”.

A nadie que esté en su sano juicio le gusta sufrir.

No soportamos el dolor muy fácilmente; de hecho, pone a prueba nuestra paciencia y aguante.

Pero el sufrimiento desempeña un papel muy importante en nuestro desarrollo espiritual.

Es una de las gracias más poderosas, pero difíciles, que uno puede recibir de Dios: soportar con paciencia, por amor a Dios, las pruebas y las dificultades que se nos presentan.

🔹Generalmente esta gracia les es dada a las personas que se están acercando a Dios.

Él estaba atrayendo a los pequeños videntes muy cerca de sí mismo.

Dios permite el sufrimiento para purificarnos del pecado, para ayudarnos a resistir las tentaciones y para fortalecernos en la práctica de la virtud.

Además, los sufrimientos suelen ser el modo en que Dios purifica nuestro amor, apartándonos de los apegos a las cosas temporales de este mundo, para que podamos buscar las cosas eternas del cielo.

Nuestro Señor soportó voluntariamente los sufrimientos de la Cruz para salvarnos de nuestros pecados.

El sufrimiento por sí mismo no es un bien. Dios no se complace en ver a la gente sufrir.

Algunas personas tienen la noción distorsionada de que “Dios se siente mejor si yo me siento peor”.

Pero nuestros sufrimientos, cuando se unen a los sufrimientos de Cristo, se convierten en méritos para la obtención de gracias para nosotros y para los demás, en especial la gracia de la conversión.

Aceptar, entonces, los sufrimientos que Dios nos envía es una señal de nuestro amor por Dios y de nuestra confianza en su divina providencia.

¿Cuál fue la reacción de los niños al mensaje del ángel referente al sufrimiento?

➖Lucia da de ello un resumen que a todos nos resulta esclarecedor:

“Estas palabras quedaron indeleblemente impresas en nuestras mentes. Fueron como una luz que nos hizo entender quién es Dios, cómo nos ama y desea ser amado, el valor del sacrificio, cómo le complace a él ese sacrificio, y cómo, a causa del sacrificio, él concede a los pecadores la gracia de la conversión”.

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