La palabra "indulgencia” viene del término INDULTO, que significa PERDÓN DE UNA DEUDA O DE UNA CULPA MERECIDA.
Cuando tú pecas gravemente de manera libre y consciente, además de hacer daño a los otros, te separas de Dios y quedan cerradas las puertas del cielo para ti.
Con el sacramento de la CONFESIÓN, recibes el perdón de Dios y recuperas la unión con El.
Este perdón Dios te lo da gratis y supone que tendrás un cambio real en tu vida.
Al confesarte se supone también que estás dispuesto a "reparar" o componer aquello que has descompuesto con tu pecado.
Como esto muchas veces no es posible, pues es difícil reparar el daño cometido, entonces el pecado aunque ya esté perdonado en la confesión, te deja como una mancha, que tendrás que limpiar en esta vida con obras buenas o en el Purgatorio, para poder entrar totalmente limpio al Cielo.
Para entender esto mejor, podemos usar un ejemplo muy sencillo:
🔸 El pecado es como un clavo que penetra en la madera.
🔸 La confesión saca el clavo, pero deja un agujerito en la madera.
🔸 La indulgencia es como el resanador que tapa el agujero y deja la madera como nueva.
Esto significa que si recibes la INDULGENCIA PLENARIA (de todas tus culpas) estarás como recién bautizado, con el alma totalmente limpia de culpa.
Si mueres acabando de recibir la indulgencia plenaria, te irás al Cielo directo sin hacer escala en el Purgatorio.
A partir de la indulgencia todas las manchas que tenía tu alma desaparecerán. ¡Borrón y cuenta nueva!
Es muy importante reflexionar: esto solo es posible porque la MISERICORDIA de Dios es infinita y porque su AMOR hacia ti también es infinito y no porque tu te lo ganes por tus méritos.
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