LUNES OCTAVA DE PASCUA FATIMAZO

Lunes de la Octava de Pascua
•Jesús resucitado sale al encuentro de las mujeres
•las santas mujeres se convierten en apóstoles
•la valentía que da encontrarse con Cristo resucitado.
«EL SEÑOR ha resucitado de entre los muertos, como lo había dicho; alegrémonos y regocijémonos todos, porque reina para siempre. Aleluya».
La Iglesia nos invita a todos a unirnos en coro a esta exclamación de alegría.
El domingo de Resurrección es un misterio tan grande que la liturgia no solo le dedica un día, «sería demasiado poco para tanta alegría», sino toda esta semana, formando la octava de Pascua.
Estos ocho días son como un largo domingo, porque no es posible contener en veinticuatro horas el gozo de saber que Jesús, con sus llagas gloriosas, está vivo y nos dice: «¿Quién peleará contra mí? Yo soy el que venció la muerte, encadenó al enemigo, pisoteó el infierno, maniató al fuerte, llevó al hombre hasta lo más alto de los cielos; yo, en efecto, que soy Cristo».
Las mujeres que seguían al Señor, impulsadas por su amor, habían ido a visitar la tumba de su maestro. Sin embargo, vuelven inmediatamente a casa, corriendo, para contar a los demás lo que les ha sucedido: la han descubierto vacía y se han encontrado con Jesús... ¡que está vivo!
MARÍA MAGDALENA y el resto de las mujeres que siguen a Jesús serán las encargadas de dar la noticia a los apóstoles. Jesús les confía a ellas el primer anuncio de la Resurrección, ellas serán «las primeras testigos de esta verdad».
Hoy el Resucitado nos repite a nosotros, como a aquellas mujeres, (...) que no tengamos miedo de convertirnos en mensajeros del anuncio de su resurrección. No tiene nada que temer quien se encuentra con Jesús resucitado y a él se encomienda dócilmente con renovada valentía. Este es el mensaje que los cristianos están llamados a difundir hasta los últimos confines de la tierra.
Fatimazo por la Paz.
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