El Papa pide a todos los cristianos que sean signos tangibles de esperanza para quienes viven situaciones difíciles: los miles de millones de pobres, que a menudo carecen de lo necesario para vivir.
«SPES NON CONFUNDIT»

“Imploro, de manera apremiante, esperanza para los millares de pobres, que carecen con frecuencia de lo necesario para vivir”. Papa Francisco

Frente a la sucesión de oleadas de pobreza siempre nuevas, existe el riesgo de acostumbrarse y resignarse.

El Papa Francisco ya había mencionado el tema de la esperanza en 2019, en su mensaje para la tercera Jornada Mundial de los Pobres titulado: "La esperanza de los pobres nunca será defraudada" (Sal 9,19).

El Señor Dios escucha, interviene, protege, defiende, redime, salva, no olvida el grito de los pobres cuya esperanza desafía las diversas condiciones de la muerte, porque se saben particularmente amados por Dios y este amor vence al sufrimiento y a la exclusión.

El pobre - continua el Pontífice - es aquel que "confía en el Señor" porque tiene la certeza de no ser abandonado nunca, ¡es el hombre de la confianza!

De ello estaba muy convencido San Vicente de Paúl cuando dijo a las Hijas de la Caridad que “la esperanza produce confianza”... Debemos creer que Dios quiere darnos todas las gracias necesarias para salvarnos. Por lo tanto, quien no crea que Dios se ocupa de nuestra salvación a través de los caminos que su Providencia considera adecuados para nosotros, lo ofende.

No estar firmes en la esperanza y no creer que Él se ocupa de nuestra salvación eterna es una desconfianza que le desagrada.

La esperanza consiste, pues, en esperar de la bondad divina el cumplimiento de las promesas que nos ha hecho. Hay, entonces, confianza en la Providencia. La confianza y la esperanza son casi lo mismo. Confiar en la Providencia significa esperar que Dios cuide de quienes le sirven, como un novio cuida de su novia y un padre cuida de su hijo. Dios cuida de nosotros de la misma manera, o mejor dicho, mucho más" (SVit X, 502-503).

Reavivemos la conciencia de ser signo de esperanza para los pobres.

Todos somos signo de esperanza para los pobres, todos somos una extensión de la acción de Dios, todos estamos llamados a realizar "acciones divinas".


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