Segundo domingo de adviento
Juan el Precursor

«Pueblo de Sión: mira al Señor que viene a salvar a los pueblos. El Señor hará oír su voz gloriosa en la alegría de vuestro corazón.»

Juan es el punto de unión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, entre las promesas y su cumplimiento. Es el último de los profetas de Israel (Anuncia, como ellos, la llegada del Mesías, invitando a la conversión) y el primero de los evangelistas (Da testimonio de que el Mesías ya ha venido, señalándolo entre los hombres). Después de varios años de retiro y soledad, comenzó su tarea de predicación. Muchos lo escucharon y se acercaron al río para participar en el rito penitencial que él proponía. Insistía en que la urgencia de la conversión estaba motivada por la llegada inminente del reino de Dios, tantas veces anunciado por los profetas. Supo reconocer al Mesías y dar testimonio de Él.

«Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente del esplendor de su gloria. Por nuestro Señor»

San Juan Bautista es una figura importante en Adviento porque es quien prepara el camino del Señor.

El sentido de san Juan en Adviento es más para que meditemos y preparemos su venida escatológica. Si bien San Juan no anuncia el nacimiento de Cristo, sí prepara el camino para la obra de Cristo. De ese modo, la figura de San Juan nos debe abrir el corazón a prepararnos buscando la conversión permanente. San Juan no buscó brillar, sino que sabía que él anticipaba la venida del Importante, así nosotros en este tiempo debemos hacer brillar la luz de Cristo, esa luz que esperamos con gozo.

Fatimazo por la Paz

 


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