Septiembre, mes que en la Iglesia dedicamos a la Biblia – Día 26

Publicado por Equipo Fatimazo Por la Paz el

La Biblia no es un libro como cualquier otro. No se puede leer así, de corrido, como una novela, o un periódico.

La Biblia, siendo Palabra misma de Dios, deberá ser leída y meditada como un encuentro vivo con Dios.

Nos dice el documento del Concilio Vaticano II: “Los cristianos deben recibir los libros sagrados con devoción, porque expresan un vivo sentido de Dios, contienen enseñanzas sublimes sobre Dios y una sabiduría salvadora acerca del hombre, encierran tesoros de oración y esconden el misterio de nuestra salvación” (Dei Verbum, n. 15).

Por lo mismo debemos leer la Biblia con el mismo espíritu con que fue escrito.

Gracias al uso del misal, a la participación activa de los fieles en la liturgia, a la propaganda de los sacerdotes y a los comentarios que sobre pasajes bíblicos se hacen en las reuniones y círculos bíblicos, innumerables fieles van tomando contacto directo con los textos sagrados.

Siguiendo los deseos de la Iglesia, el movimiento bíblico se va extendiendo cada vez más entre el mundo cristiano. Numerosos cristianos tienen su Biblia, su Nuevo Testamento o sus Evangelios.

A la Biblia hay que acercarse con los pies descalzos, con el corazón abierto y con la voluntad disponible para escuchar a Dios y encontrarnos con Él.

Su Palabra es luz para nuestros pasos, Alimento para nuestra alma y Camino de salvación.


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