🔸Inés una pastorcita llevo a sus ovejas a apacentar, cuando vio que bajaba del monte una hermosísima Señora, la cual después de una breve platica le dijo:
“..Yo soy, la Virgen María, Madre de Jesús y quiero habitar aquí, en este pueblo para siempre. Pero son tantos los pecados con que ofenden a mi querido Hijo, que han demorado.., el cumplimiento de mi deseo. Está ya próxima a llenarse la medida de la justicia divina, y antes que el Cielo descargue sobre ellos su justa cólera, quiero usar de mi amor y misericordia con estos moradores. Baja, pues a Valgañón. Cuéntales este suceso y diles que si en el plazo de cuarenta días no se arrepienten de sus muchas culpas, y se enmiendan y corrigen, todos serán destruidos sin que quede piedra sobre piedra en todo su territorio. Si se arrepienten, desde ahora les prometo ser su especial protectora y habitar aquí entre ellos”.

🔸Inés contó todo, pero ninguno dio crédito a sus palabras.
Al día siguiente hizo su aparición por segunda vez la Virgen y le dice:
“¿Es posible, Inés, que ese pueblo ingrato y soberbio se muestre todavía duro y rebelde a mis maternales voces..?” A lo que Inés le pide una señal para que crean…
“No; no quiero que perezcan, (dijo la hermosa Señora, como hablando consigo misma) y para que veas, cuanto deseo su salvación, llégate a mí y te daré como señal un prodigio permanente”.

🔸Obedeciendo se acercó y sintió que la Virgen le imprimía con dulzura inefable los cinco virginales dedos de su diestra mano en su mejilla izquierda, Al mismo tiempo oyó de sus celestiales labios, estas cariñosas frases:
“Ahí llevas una nueva señal, con la cual te creerá tu pueblo”.

🔸Así se grabó hasta su muerte en el rostro las bellísimas huellas de los dedos virginales. Con estas señales volvió a su pueblo, tanta era la veneración y tan grande el respeto que infundía aquella faz marcada que creyeron.

🔸Hicieron actos de penitencia y hubieron muchas conversiones, la acompañaron al campo haciendo actos de penitencia, ella cargaba un leño, cuando se le presenta por tercera vez a Inés diciendo:
“No tengas ningún temor: deja ya el pesado leño y acaben tus lágrimas y pesares. Ve, ve ligera y di a tu pueblo que ya mi Hijo ha oído tus clamores. Ha visto su contrición y aceptado sus penitencias y que, por su misericordia, ya están perdonados. Que se despojen de sus lutos y que me busquen en este lugar y me bajen a la villa porque quiero desde hoy ser protectora perpetua de Valgañón”.

🔸Inés comunico tan buena nueva y los encontró postrados en tierra y humilladas sus frentes mientras imploraban del Cielo favor y clemencia.

🔸Apresurando el paso, hallaron en la fuente el hermoso simulacro de la Madre de Dios con un bellísimo Niño, risueño y apacible, sentado sobre sus celestiales brazos y reclinado en su amoroso pecho.
Con veneración, cargaron sobre sus hombros la imagen de Nuestra Señora hacia la ermita en que decidieron entronizarla hasta disponer de otro santuario más acorde.

❤️Hagamos conocer y amar a la Virgen María.


0 Comments

Déjanos un comentario