Agosto dedicado al Inmaculado Corazón de María – Día 11

El Corazón que la Virgen sostiene en su mano está herido, rodeado de espinas. Al querer dársenos y al querer amarnos, la Virgen María expone su Corazón al sufrimiento, a ser clavado y maltratado por nuestros pecados, blasfemias e ingratitudes. La espada anunciada por el anciano Simeón que atravesó su alma en la pasión se ha convertido en corona de espinas.
Nosotros que deberíamos amarla, somos los que la ofendemos. Su gesto viene a pedir consuelo. Ella, que es consuelo de afligidos, ruega que nosotros tengamos compasión de su Corazón y le mostremos nuestro amor y reparemos las ofensas a su Corazón.
La reparación al Inmaculado Corazón de María no es un conjunto de oraciones o prácticas piadosas. La reparación exige de nosotros:
En primer lugar, vivir nuestra condición de hijos de Dios conforme a nuestras promesas bautismales detestando el pecado y viviendo santamente.
En segundo lugar, conocer, amar e imitar este Corazón Inmaculado que es modelo y estímulo para que nuestro corazón sea semejante al Corazón de Jesús.
En tercer lugar, satisfacer y ofrecer sacrificios para reparar con amor tanto desamor.
"¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?" preguntó la Virgen a los tres niños en su primera aparición en Fátima el 13 de mayo de 1917.
-Sí, queremos- respondieron ellos.
A lo que nuestra Señora añadió: "Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá".
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¡Inmaculado Corazón de María,
te consagramos nuestro día,
pues para poder seguir a Jesús necesitamos tu amparo y tu guía!
- Meditaciones tomadas del libro: MES DE AGOSTO EN HONOR AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA”. IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA. [Toledo, el 26 de julio dde 2022. Fiesta de Santa Ana, madre de la Santísima Virgen.]
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