Agosto dedicado al Inmaculado Corazón de María – Día 29
Lucia Dos Santos nació el 22 de marzo de 1907 en Aljustrel, junto a Fátima, Portugal. A la edad de nueve años ayudaba a la economía familiar con sus primos, los santos Francisco y Jacinta Marto, pastoreando ovejas, como de costumbre en su pueblo.
Fue entonces que recibieron la visita de la Virgen en la Cova de Iría.
Más tarde, en 1921, Lucia ingresó como religiosa en la Orden de las Hermanas Doroteas. Estuvo con ellas en Tui y Pontevedra, España. En ambas ciudades tuvo importantes visitas de Jesús y de la Virgen.
Recibió la Promesa de los Primeros Sábados, la Visión de la Trinidad, la petición de la consagración de Rusia.
En 1948 entró en el Carmelo de Santa Teresa en Coimbra, donde profesó sus votos como carmelita en 1949, donde murió en el año 2005 a los 97 años.
Lucia recibió la misión de ser apóstol del Inmaculado Corazón de María. “Tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que me hagas conocer y amar en la tierra. Él también desea que tú establezcas la devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.” –le dijo la Virgen en la aparición del 13 de junio.
Podemos preguntarnos cómo cumplió esta misión. No escogió un camino deslumbrante, sino una vida escondida en Dios, consagrándose a la vida religiosa, en oración y sacrificio.
El rosario era su oración predilecta. Ella misma decía:
“No hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario”.
“Con el Santo Rosario nos salvaremos, nos santificaremos, consolaremos a Nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas”.
“Con el Rosario practicaremos los Santos Mandamientos, aprovecharemos la frecuencia de los sacramentos, procuraremos cumplir perfectamente nuestros deberes de estado y hagamos lo que Dios quiere de cada uno de nosotros.”
Su vida de sacrificio fue continuación de aquel fervor con el que respondió, junto con sus primos, a la petición del Ángel: “De todo lo que pudierais ofreced un sacrificio como acto de reparación por los pecados por los cuales Él es ofendido, y de súplica por la conversión de los pecadores.”
A Sor Lucia se le puede aplicar las palabras de san Luis María Grignon de Montfort acerca de los apóstoles de los últimos tiempos: “Serán verdaderos discípulos de Jesucristo. Caminando sobre las huellas de su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad evangélica, enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme al Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas, sin dar oídos, ni escuchar, ni temer a ningún mortal por poderoso que sea”.
¡Seamos nosotros también apóstoles del Inmaculado Corazón de María y extendamos su devoción por todas partes!
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¡Inmaculado Corazón de María,
te consagramos nuestro día,
pues para poder seguir a Jesús,
necesitamos tu amparo y tu guía!
- Meditaciones tomadas del libro: MES DE AGOSTO EN HONOR AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA”. IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA. [Toledo, el 26 de julio dde 2022. Fiesta de Santa Ana, madre de la Santísima Virgen.]
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