DICIEMBRE MES DE LA INMACULADA – DIA 9

HONRAR EL GOZO DE MARIA EN EL NACIMIENTO DE JESÚS
En una mañana de invierno nebulosa y triste, dos viajeros, un hombre noble y fuerte y una mujer joven y hermosa, dejaban a Nazaret y tomaban el camino de Belén. Eran José y María que, obedeciendo a las órdenes imperiales, iban a inscribir sus oscuros nombres en la ciudad de sus antepasados. El viaje era largo y penoso: María se hallaba en el último mes de su preñez, pero soportaba con humilde resignación las asperezas del camino.
Multitud de alegres y presurosos viajeros subían a la ciudad de David para buscar albergue bajo el techo de las posadas. José fue a golpear también a sus puertas en demanda de un aposento para pasar la noche, que dejaba ya caer sus sombras sobre el mundo. Pero no hubo ni un rincón para ellos, que no podían ofrecer a los hospederos una moneda de oro, como precio de la hospitalidad.
Llegaba la noche, y los dos esposos habían reclamado en vano un pobre techo bajo el cual guarecerse; ninguna puerta se abría para darles hospitalario asilo. Tristes pero resignados, salieron de Belén sin saber adonde dirigirse. No lejos de la ciudad descubrieron a la luz de los postreros resplandores del crepúsculo, una caverna horadada en una enorme roca que daba asilo a algunos animales.
Ambos viajeros bendijeron a la Providencia, que les preparaba aquella agreste morada en que pasar la noche. Y allí, reclinada en una dura roca, María dio a luz al Redentor del mundo, en la mitad de una noche fría y tenebrosa.
Así es como nace al mundo el soberano dueño de todas las riquezas. Busca un pesebre por palacio, una roca por cuna y unas toscas pajas por lecho. Pero como dice San Bernardo, esos panales son nuestras riquezas y son más preciosos que la púrpura, ese pesebre es más glorioso que los tronos de los reyes. Pero María, olvidándose de tan tristes apariencias, abre su corazón al gozo más puro. Acaba de dar a luz al Verbo encarnado. Y si todo le falta, si el mundo le niega hasta un oscuro asilo, en cambio ella se entrega a los transportes del amor maternal y ese amor la indemniza de todos sus sufrimientos.
Ella lo adora como a Dios y lo acaricia como a hijo, e inclinándose amorosamente sobre él, exclama, dice San Basilio: «¿Cómo os deberé llamar?… ¿Un mortal?- Pero yo os he concebido por operación divina… ¿Un Dios?- Pero vos tenéis cuerpo de hombre… ¿Debo yo acercarme a vos con el incienso u ofreceros mi leche?- ¿Es preciso que yo prodigue los cuidados de madre, o que os sirva como vuestra esclava con la frente en el polvo?»
¡Oh sublimes anonadamientos de Jesús y de María! ¡Bajo qué humilde techo se hallan asilados el Criador del cielo y la Reina de los ángeles! ¡María da a luz al Salvador del mundo y no tiene otro lecho que darle que unas húmedas pajas! ¡Digna madre de aquel que no tendrá donde reposar su cabeza, que vivirá trabajando durante su vida hasta darla por el hombre en la Cruz!
Estaban velando en aquellos contornos unos pastores y haciendo centinela de noche sobre su rebaño, cuando de repente un ángel del Señor apareció junto a ellos y los inundó con su resplandor una luz divina; lo cual los llenó de sumo temor. Díjoles entonces el ángel:
“No temáis, pues vengo a daros una nueva de grandísimo gozo para todo el pueblo, y es que hoy os ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, Señor Nuestro. Sírvaos de señal que hallaréis al niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre.»
Al mismo tiempo se dejó ver con el ángel un coro numeroso de la milicia celestial que alababa a Dios cantando:
“Gloria a Dios en los cielos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.”
Cuidemos mucho no suceda lo que ocurrió en Belén, donde Jesucristo no encontró lugar para nacer en las hospederías. Procuremos lo encuentre en nuestros corazones, donde desea siempre permanecer con su divina gracia.
JACULATORIA
Esperanza del que llora,
refugio de pecadores,
ven a mi amparo, Señora.
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Las reflexiones de este mes estan tomadas del libro:
MES DE MARÍA INMACULADA POR EL PRESBÍTERO
RODOLFO VERGARA ANTÚNEZ
CON APROBACIÓN DE LA AUTORIDAD ECLESIÁSTICA
IMPRIMATUR
Barcelona 25 de enero de 1906
El Vicario General. Provisor
JOSÉ PALMAROLA
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