PRACTICANDO LA DEVOCIÓN EL SANTO NOMBRE DE JESÚS

Vivimos en una era secularista que busca separar la fe de la vida y relegar las expresiones de fe a los hogares privados y lugares de culto.

Incluso dentro de la Iglesia, a veces hay una fuerte tendencia al conformismo con las ideas predominantes, de modo que perdemos nuestra identidad, hablamos de Jesús de manera menos explícita y empezamos a comportarnos y a hablar como una asociación caritativa que llama a la gente a la bondad, en lugar de a Dios.

En los Hechos de los Apóstoles, el Sanedrín, después de azotar a los apóstoles Pedro y Juan, les prohibió “no hablar ni enseñar en absoluto en el nombre de Jesús” (Hechos 4:18, 5:40), una prohibición que se repite hoy en varios países donde a los cristianos no se les reconoce la libertad religiosa.

Pero en muchos lugares donde hay plena libertad religiosa, los cristianos no hablan ni enseñan en nombre de Jesús por elección o costumbre.

Y esto sucede no necesariamente porque los cristianos se avergüencen del nombre de Jesús, sino porque muchos se han acostumbrado a pensar, hablar y actuar de maneras que se parecen cada vez más a las del mundo.

Por eso nos resulta útil reflexionar sobre el santo nombre de Jesús, valorarlo, invocarlo y celebrarlo.

¿Cómo podemos llevar esta devoción a nuestra rutina diaria?

Debemos orar para que crezca nuestra reverencia por Jesús y Su Santo Nombre, y también para reparar el uso en vano de Su Nombre.

Hay una serie de actos de reverencia que podemos realizar para fortalecer nuestra devoción a Jesús. Incorpórelos a sus rutinas diarias y contagiemos a otros a hacer lo mismo.

  • Podemos hacer la Señal de la Cruz al pasar por una Iglesia Católica.
  • Inclinemos la cabeza cuando se pronuncia el Nombre de Jesús durante la Misa o mientras leemos las Escrituras.
  • Ofrecemos una oración silenciosa cuando escuchamos el Nombre del Señor usado en vano.

No son cosas difíciles de hacer, sino gestos sencillos que nos llevan a poner al Santo Nombre de Jesús en el centro de nuestro día.

El nombre de Jesús debe, en otras palabras, llevarnos a la dedicación, a la justificación, a la fe, a la gratitud, a la santificación del trabajo, a la adoración y a la profesión pública.


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