Julio dedicado a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo – Día 14
Refiérase en la vida de San Francisco de Borja que, asistiendo a un enfermo que tocaba el término de su vida y rehusaba obstinadamente el confesarse, el Santo tomó un crucifijo y se postró en tierra, junto a la cama del enfermo.
Con palabras de fuego y en nombre de la Sangre omnipotente de Dios, en nombre del inmenso amor que el Redentor nos ha manifestado en la cruz, exhortó a reconciliarse con Dios y a recibir los santos Sacramentos.
Pero, como el enfermo seguía endurecido en la impiedad, vio una porción de Sangre fresca salir de las llagas de la imagen. El Señor quería por este milagro convidarle a penitencia y ofrecerle con una benevolencia inaudita su Sangre para remedio de su obstinación; mas el miserable rehusaba escuchar las palabras del Santo y la invitación del mismo Dios.
Vióse entonces la imagen desclavar de la cruz una de sus manos, y llenándola de sangre, arrojarla al rostro del pecador obstinado.
Poco tiempo después murió condenada; y aquella, Sangre, salida milagrosamente del crucifijo, no sirvió, en castigo de criminal obstinación del enfermo, sino para atizar contra él las llamas devoradoras del fuego infernal.
(Eusebio Merimber. Hist. S. Franc. Borgiae).
JACULATORIA
Eterno Padre, os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de la Iglesia.
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