Julio dedicado a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo – Día 20
El bienaventurado Santiago de Beragna fue sorprendido un día por una violenta tentación concerniente a su salvación eterna, y aunque hubo practicado muchas virtudes heroicas, estaba en extremo espantado del temor de condenarse.
Un día, estando sumamente desolado y afligido, se puso delante de una imagen de Jesús crucificado, y advirtió que de su sagrado costado salían abundantes gotas de sangre, y al mismo tiempo escuchó la dulce voz de Jesús que le decía: sanguis iste sit in signum tuae salutis:
«esta Sangre sea la señal de su salvación»
A esta vista y a estas palabras todo el terror se disipó, sintió en su corazón un indecible consuelo, y continuó caminando con más fervor que nunca por el sendero de la virtud que le condujo a una encumbrada perfección.
JACULATORIA
Eterno Padre, os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de la Iglesia.
0 Comentarios