Julio dedicado a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo – Día 5
Para animar al pecador a arrojarse en su Sangre con una entera confianza en su misericordia, el Señor se apareció un día a Santa Matilde sobre un altar con las manos extendidas.
Sus santas llagas como si estuviesen aún frescas derramaban sangre abundante, y la dijo:
«Ve aquí mis llagas, abiertas de nuevo, a fin de poder aplacar al Eterno Padre para con los pecadores. Los hay tan cobardes y tímidos que no tienen bastante resolución para confiar en mi amor. Si recurriesen frecuentemente a mi Pasión, y adorasen devotamente mis llagas ensangrentadas, alejarían de sí todo temor.»
JACULATORIA
Eterno Padre, os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de la Iglesia.
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