NOVIEMBRE DEDICADO A LAS ALMAS DEL PURGATORIO DÍA 18

Publicado por Equipo Fatimazo Por la Paz el

Otro medio eficacísimo, que tuvo su origen en los tiempos mismos de los Apóstoles para sufragar a las almas del Purgatorio, son las santas indulgencias, con las cuales se perdona la pena temporal debida a los pecados.

Los méritos de Jesucristo, de María Santísima y de los Santos forman el precioso tesoro de donde ellas toman su valor; y así como estos méritos son de un precio infinito, así las santas indulgencias pueden concederse sin límite alguno; mas el dispensarlas está reservado a los Pastores de la Iglesia, y especialmente al Sumo Pontifice Romano.

Hay indulgencias concedidas a los vivos, las cuales no se ganan sino por quien cumple las obras prescritas; y otras en favor de los difuntos, las cuales pueden serles aplicadas por los vivos.

¡Oh, cuán benigno ha sido el Señor en multiplicarnos los medios de socorrer al Purgatorio!

Entre las indulgencias, unas son parciales que perdonan una sola parte, y otras plenarias, que perdonan toda pena temporal que a cada pecado era asignada en los antiguos cánones penitenciales.

Por lo cual, si se gana una parcial indulgencia por las almas de los difuntos, se descuenta ordinariamente parte de su deuda; si una plenaria, se borra esta enteramente, y libres de aquella cárcel de fuego, vuelan a gozar de la eterna felicidad de la gloria.

¡Oh! ¿Quién hay entre nosotros que no pueda procurar tanto bien al Purgatorio?

Todos tenemos la mision legitima de hacerlo: todos lo pode,os si queremos; y cuanto es más generosa la Iglesia en abrirnos sus tesoros a favor de aquellas almas, tanto más inexcusables seremos nosotros si no lo hiciéremos.

Mas para ganar las indulgencias dos condiciones se requieren.

La primera es la de estar libre de todo pecado mortal al cumplir las obras prescritas, y si alguno no lo estuviere debe purificarse con una buena y santa confesión.

Condición que si es indudablemente necesaria para las indulgeneias de los vivos, no lo es menos para los difuntos conforme a la más segura y verdadera sentencia de los Doctores.

La segunda es la de practicar las referidas obras, las cuales de ordinario consisten en la confesión, comunión y en rezar algunas preces según la voluntad del que las concede.

Es de notar que quien suele acercarse cada ocho días al sacramento de la penitencia puede ganar todas las indulgencias concedidas en el curso de la semana, aunque no se confiese cada vez.

El método, pues, de las santas indulgencias, no solo es provechoso a las almas del Purgatorio, sino que santifica también las nuestras con el uso de los sacramentos y con la práctica de las virtudes.

Sea, pues, empeño nuestro el recoger este doble fruto de un medio tan eficaz de salvación.

ORACIÓN

Cuanto es más grande ¡oh Señor! vuestra dignación en proveernos de abundantísimos medios para aliviar a las almas del Purgatorio, tanto mayor debe ser nuestro empeño en valernos de ellos a favor de aquellas infelices que penan, no menos que de nuestras propias almas.

Las santas indulgencias son un tesoro inagotable, abierto siempre en beneficio de los vivos y de los difuntos, y tanto más os complacéis cuanto más se enriquecen de él los fieles.

He aquí, pues, ¡oh Señor!, que nosotros hacemos intención de ganar todas las santas indulgencias concedidas por el ejercicio de esta sagrada devoción, y os prometemos hacer por ganar también otras en lo sucesivo para sufragar al Purgatorio, y para nuestro propio aprovechamiento.

Pero vos, Señor; prevenidnos, acompañadnos, asistidnos siempre con vuestra gracia en tan devoto empeño, para que no falten en nosotros las disposiciones que para ello se requieren.


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