Semana del Cristiano con san Francisco de Sales. MARTES, dedicado al Ángel Custodio

SAN FRANCISCO DE SALES (1567-1622) antes de predicar un sermón pasaba su vista por todos los asistentes, pidiendo a sus ángeles que dispusieran debidamente sus almas para escuchar sus palabras.

A esto atribuía el gran efecto de sus sermones para convertir pecadores.

En el libro La Vida de San Francisco de Sales, obispo y príncipe de Ginebra, se narra que este gran Doctor de la Iglesia ordenó sacerdote a una persona que tenía un don especial del Señor: el nuevo presbítero podía ver a su propio ángel de la guarda.

Tras la ordenación presbiteral, el sacerdote se quedó en la puerta del templo, haciendo gestos como para que alguien avance delante de él. San Francisco de Sales lo observó y sospechó lo que sucedía. Luego lo llamó a un lado y le preguntó al recién ordenado lo que estaba pasando.

El presbítero, con total normalidad, le contó que discutía con su ángel de la guarda y le explicó lo siguiente: “Antes de que me ordenaran sacerdote él solía caminar delante de mí; pero ahora insiste en darme preferencia”.

El libro señala que San Francisco de Sales se quedó muy impresionado y que se acordó de San Francisco de Asís, quien decía tener la costumbre de saludar primero a un sacerdote y recién después a su ángel bueno.

El texto indica que el Doctor de la Iglesia siempre recordó este hecho y que lo mencionaba a los candidatos que querían ser ordenados para que comprendieran la gran dignidad y responsabilidad que es ser sacerdote.

LA SEMANA DEL CRISTIANO
Fatimazo por la Paz

 

 


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