Para Santa Gemma, la Eucaristía era el centro de su vida. Este deseo de recibir a Jesús en la Sagrada Hostia iba en aumento mientras pasaban los años.

Cuando Gema era una niña, si bien era cierto que ya estaba Confirmada, no podía recibir la Primera Comunión ya que no tenía la edad requerida en ese momento para recibir el Sacramento.

Tenía 9 años. Fue su confesor, el Obispo de Lucca, Monseñor Volpi, quien conociendo el anhelo tan grande del corazón de Gema, le dijo a su padre que si no le daba el permiso para recibir la Comunión, Gemma moriría de dolor.

Fue así que Don Enrique (padre de Gema) dio el permiso para que las religiosas del Colegio de Santa Zita, donde Gemma asistía, la preparasen para recibir este Sacramento. Inmediatamente comenzó un retiro de 15 días con las demás niñas del colegio.

Dice Santa Gemma:

"Apenas me vi en el convento rebosaba de felicidad. Corrí a la capilla a dar gracias a Jesús y le pedí con gran fervor la gracia de prepararme bien para la primera comunión".

Llegó el día tan anhelado, 17 de Junio 1887, fiesta del Sagrado Corazón. La vivencia de Santa Gemma en su primera comunión solo ella la puede explicar:

"Me siento incapaz de describir la experiencia de aquel encuentro. En ese momento comprendí que las delicias del cielo no son como las de la tierra. Hubiera anhelado no interrumpir nunca aquella unión con mi Dios. Me sentía cada vez más desprendida del mundo y más dispuesta para la unión con el Señor. Aquella misma mañana Jesús despertó en mi un gran deseo de ser religiosa".

Fue a raíz de la primera comunión que se afirma la vocación de Gemma. Ella misma lo relató:

"Sentía desarrollarse en mí un ardiente anhelo de padecer y de ayudar a Jesús a sobrellevar la Cruz".

En una carta que escribió Santa Gema al padre Germán se lee así:

“¿Sabe de qué cosa pienso dar gracias, cuando esté en el paraíso? Por la sagrada comunión más que por ninguna otra cosa ¡Viva Jesús!
¿Es posible que hayan almas que no comprendan lo que es la Eucaristía? Increíble es que hayan almas insensibles a las finezas divinas, a la misteriosa y ardiente efusión del Sagrado Corazón de mi Jesús. ¿Cómo no consagraros, oh Jesús, todas las palpitaciones del corazón, toda la sangre de las venas? ¡Corazón de Jesús! ¡Corazón de amor!”

El padre Germán recuerda:

En cuanto amanecía Gema no podía resistir más, saltaba inmediatamente de la cama y, en un momento, se arreglaba para ir a la iglesia. Cuántas veces con motivo de alojarme en la casa de aquellos bienhechores de mi Congregación, tuve ocasión de conmoverme y derramar lágrimas viendo a Gema de pie con el sombrero puesto a la puerta de la habitación de su compañera, esperando que esta saliese para marchar juntas a la iglesia.

- ¿A dónde vas?, hija, le decía yo.
- Padre, a la casa del Señor.
- ¿Y qué vas a hacer allí?
Con modesta sonrisa me hacía comprender la respuesta.
- Ya lo sabe usted.

Al verla todas las mañanas, decía su compañera, parece que se arregla para ir a la boda o, sirviéndome de una frase de Gema, para ir a la fiesta de amor de Jesús.

Era tanto su amor a Jesús Eucaristía que un fuego misterioso la abrasaba, cuando se acercaba al sagrario. Escribe:

“ Ayer, al acercarme a Jesús expuesto en el Sacramento sentí un fuego tan ardiente que tuve que alejarme y me abrasaba entera, hasta en la cara sentía aquel calor. No acierto a comprender cómo tantos y tantos que están cerca de Jesús, no se reduzcan a cenizas.”

El amor de Gema a Jesús Eucaristía era todo para ella. Era el centro de su vida. Sin la comunión, no podía vivir. De ahí que, cuando el confesor le quiso prohibir comulgar, ella, al contárselo al padre Germán, le temblaba el pulso y se sentía morir de sólo pensar qué sería de ella sin la comunión diaria.

Desde muy niña se había enamorado de Jesús Eucaristía. Su profesora sor Julia Sestini afirma que en el colegio, mientras jugaba con sus compañeras, dirigía frecuentes miradas al sagrario. Y casi todos los días, después de comulgar, se quedaba en éxtasis.

La Semana del Cristiano.
Equipo Fatimazo por la Paz.

Fuente
AMOR TOTAL
SANTA GEMA GALGANI
P. ÁNGEL PEÑA


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