Santa Gema Galgani, Mística y estigmatizada, tuvo mucha devoción por las Almas del Purgatorio.
Rezaba por Ellas desde su infancia, como lo testimonió su tía Elisa Galgani, quien explicó que durante sus vacaciones en Camaiore (La Toscana italiana) la veía ir con frecuencia al cementerio y pasar largas horas, rezando por las Almas.
Rezaba todos los días 100 Requiem por las Almas Benditas, pero no satisfecha con estas oraciones, quiso hacer por Ellas el Voto de Ánimas, entregando así todos los méritos personales como un continuo sufragio por las Almas de la Iglesia Purgante.
En una ocasión el ángel de la guarda de Santa Gema le preguntó:
“Gema, ¿Hace cuánto que no has rogado por las almas del purgatorio? Oh, hija mía, piensas poco en esto. La Madre Teresa sigue sufriendo, me gustaría mucho que cualquier cosa, por pequeña que sea la ofrezcas por las almas del purgatorio. Todo pequeño sufrimiento las alivia ¡Cuánto sufren estas almas! ¿Quieres hacer algo esta noche por ellas? ¿Quieres sufrir?”
Otro día el ángel le dijo que Jesús quería que sufriera esa noche unas dos horas por un alma de purgatorio... “Sufrí de hecho dos horas como quería Jesús por la Madre María Teresa”
Santa Gema cuenta en su diario:
“Un viernes me pareció que Jesús me decía: “Gema, la Madre Teresa está en el purgatorio, ruega por ella, pues sufre mucho”.
Santa Gema relata en su diario:
“Eran alrededor de las 9:30 y estaba leyendo; de repente me sobresalta una mano que descansa suavemente sobre mi hombro izquierdo. Me doy la vuelta asustada; tenía miedo y traté de gritar, pero fui retenida. Me volví y vi a una persona vestida de blanco, reconocí que era una mujer, miré y su expresión me aseguró que no tenía nada que temer: «Gemma», dijo después de unos momentos, «¿me conoces?», dije que no, porque esa era la verdad, ella respondió: «Soy la Madre María Teresa del Niño Jesús: les agradezco mucho la gran preocupación que me han mostrado porque pronto podré alcanzar mi felicidad eterna.
Todo esto sucedió mientras estaba despierta y plenamente consciente de mí misma. Luego agregó:
»Continúa, porque todavía tengo unos días de sufrimiento».
Y al decir esto me acarició y luego se fue. Su semblante, debo decir, me inspiraba mucha confianza. Desde esa hora redoblé mis oraciones por su alma, para que pronto alcanzara su objetivo; pero mis oraciones son demasiado débiles; cómo deseo que para las almas del Purgatorio mis oraciones tengan la fuerza de los santos»”.
Santa Gema sufrió sin cesar durante dieciséis días, al final de los cuales Dios se complació en aceptar su sacrificio y liberar esa alma.
Así lo contó la propia Gemma:
“Ayer por la mañana, después de la sagrada comunión, Jesús me dijo que hoy, a medianoche Sor Teresa volaría al cielo. Me había prometido Jesús que me daría una señal. Era ya la medianoche y nada. Hacia la una y media me pareció que la misma Santísima Virgen venía a decirme que la hora santa que estaba cumpliendo estaba llegando a su fin. Entonces, casi de inmediato, creí ver a la Hermana María Teresa venir hacia mí vestida de Pasionista, acompañada de su Ángel de la Guarda y de Jesús. ¡Oh, cómo cambió desde el día en que la vi por primera vez! Sonriendo, se acercó a mí y dijo: «Estoy realmente feliz, y voy a disfrutar de mi Jesús para siempre». Ella me dio las gracias de nuevo. Luego hizo señas de despedirse de mí con la mano, varias veces, y con Jesús y su ángel de la guarda voló al Cielo. Eran alrededor de las dos y media de la mañana»”.
Al tomarla, Jesús dijo:
-“Ven, oh alma, que me has sido tan querida”.
Y se la llevó.
La Semana del Cristiano
Fatimazo por la Paz.
Fuente:
Extraído del libro “The Life of St Gemma Galgani” del Venerable Padre Germanus Ruoppolo CP.
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