Se desconoce cuándo se esculpió la estatua de Nuestra Señora de Bourbourg, en ella, el artista quiso honrar el alumbramiento divino de María: la representó acostada en una cama de descanso.

El niño Jesús yace en su pesebre a la derecha de la Virgen Madre.

Al pie de la cama, San José está de pie con los ojos levantados hacia el cielo, lleva en su mano una pancarta en la que se leen las primeras palabras de la canción de los Ángeles: Gloria in excelsis Deo.

Las muchas gracias recibidas, atraían a la multitud en torno a la venerada imagen y con motivo de los milagros realizados en 1383, entre los que destacan:

-En la iglesia de San Juan, un saqueador trepó al altar con la intención de robar una piedra preciosa que estaba en la corona de la imagen de Nuestra Señora. Cuando llegó a robar la piedra, la imagen de repente se dio la vuelta, y el saqueador en su espanto cayó del altar y fue herido de muerte al instante. Varias personas fueron testigos de ello.

Poco después, otro saqueador vino con la intención de profanar la imagen y fue que todas las campanas empezaron a repicar sin que nadie las tocara.

La daga con la que se cometió otro ataque todavía se ve hoy en la iglesia parroquial, la Providencia no ha permitido que la ciudad de Bourbourg sea privada de este tesoro.

Muchos testigos e historiadores han documentado estos y otros milagros de Nuestra Señora de Bourgbourg, entre ellos Froissard, nacido en Valenciennes en 1333, que fue contemporáneo de algunos eventos.


(fuente: www.roman-catholic-saints.com)


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