Esposo virginal de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia.
En el Plan Reconciliador de Dios, San José tuvo un papel esencial: Dios le encomendó la gran responsabilidad y privilegio de ser el padre adoptivo del Niño Jesús y de ser esposo virginal de la Virgen María. San José, el santo custodio de la Sagrada Familia, es el santo que más cerca está de Jesús y de la Santísima Virgen María.
El Papa Pío IX, atendiendo a las innumerables peticiones que recibió de los fieles católicos del mundo entero, y, sobre todo, al ruego de los obispos reunidos en el concilio Vaticano I, declaró y constituyó a San José Patrono Universal de la Iglesia, el 8 de diciembre de 1870.
Conocido por su fidelidad, inocencia evangélica, fortaleza, docilidad, prontitud, pureza, generosidad, prudencia, disponibilidad, sencillez, su templanza, obediencia, pobreza, humildad, discreción, justicia, honestidad, diligencia, paciencia y demás virtudes.
San José es el santo de santos: querido, estimado y solicitado tanto por otros santos como por pontífices, instituciones y fieles.
Reconocido por sus virtudes teologales, humanas y por su santa vida. San Alfonso María de Ligorio explicó que durante los treinta años que José convivió con Jesús, fue él su mejor amigo, su compañero de trabajo y su compañero de oración: “No podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, él creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos”.
San José ha sido nombrado patrono del Concilio Vaticano II, se le han dedicado exhortaciones apostólicas Redemptoris custos el 15 de agosto de 1989 e, incluso, Benedicto XVI nos ha exhortado a los fieles a dejarnos invadir por el silencio de san José.
En palabras de Fernando Rielo, fundador de los misioneros identes: “Tened mucha devoción a san José, cualquier problema, cualquier cosa, os la concederá: bienes materiales y bienes espirituales, especialmente la santidad […] Pedidle la conversión de la humanidad, suplicadle la santidad de la Iglesia, rogadle la comunión de todos los cristianos”.
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