LA NAVIDAD y FÁTIMA - reflexiones (2/6)

1º La Navidad es el gran misterio salvador.

Lo que hace para nosotros tan amado el misterio de la Navidad, es ciertamente que en él nos brinda Dios el don esperado durante tantos siglos, desde la caída de nuestros primeros padres: el don de un Redentor, de un Liberador, de un Salvador.

Y ese es justamente el nombre que lleva el Verbo encarnado: el de Jesús, que significa Salvador.

¡Con cuánta alegría acoge esta salvación nuestra pobre humanidad, después de haberla esperado y deseado durante tanto tiempo!

La Santísima Virgen, representándonos a todos nosotros, la recibe en su seno, y luego en sus brazos.

Por su parte San José, los pastores, los Magos, el anciano Simeón y todos los demás justos que tienen la dicha de verla, tocarla y abrazarla, hacen lo mismo también en nombre de todas las almas rectas que han de aprovecharse de dicho Salvador, entre las cuales queremos estar nosotros.

Dios nunca nos ha abandonado desde entonces; y la salvación que nos ha ofrecido en su Hijo, la sigue ofreciendo en todas las épocas a los pobres pecadores llamándolos a la penitencia y a la adquisición de la vida eterna.

Para nosotros, Fátima es justamente eso: en pleno siglo XX, Dios vuelve a irrumpir en la vida de los hombres para recordarles que muchas almas se condenan, y que El sólo quiere salvarlas.

Sí, salvar a los pobres pecadores, salvar a las naciones cristianas, salvar a la misma Iglesia: tales son las tres partes del secreto que Nuestra Señora entregó a los pastorcitos de Aljustrel.
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1 Comment

Luz Maria Aldasoro Zetina · 19 de diciembre de 2022 at 9:23 AM

Hermosa meditacion en momentos de abandono y desacralizacion.

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