67. 🔺Nuestro sufrimiento, ofrecido Dios es una manifestación de amor a Él
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Lo mismo que Él nos manifestó su amor muriendo por nosotros en la cruz.
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El sufrir por amor a Dios nos enriquece para la vida eterna. Debe ser para nosotros un consuelo saber que, en igualdad de circunstancias, en el cielo gozan más los que más han sufrido en la Tierra por amor a Dios.
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Y es consolador saber que «el sufrir pasa, pero el premio de haber sufrido por amor a Dios durará eternamente»
Por eso el cristiano le encuentra sentido al sufrimiento.
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Sufrir por un ideal hace más llevadero el sufrimiento: «las espinas pinchan cuando se pisan, no cuando se besan».
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Es así como cobra sentido aceptar de buena gana la cruz que Dios ha puesto sobre nuestros hombros. Si Dios nos la ha puesto, es porque es la que nos conviene. Rechazar la cruz te lleva a la desesperación.
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La cruz que nos pone Dios es la que mejor nos va. Como el zapato hecho a la medida.
Aunque me parezca muy pesada puedo llevarla, con la ayuda de Dios.
Dice San Pablo:
«Todo lo puedo en Aquel que me conforta».
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Es blasfemo pensar que la cruz que Dios nos pone nos aplasta. Dios no manda imposibles.
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“Él quiere que hagas lo que puedas y le pidas lo que no puedas, que Él te ayudará para que puedas” -San Agustín.
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