Catequesis 2. Pablo, verdadero apóstol [Resumen leído por el Santo Padre en español]
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Hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Seguimos nuestras consideraciones sobrela Carta a los Gálatas.

San Pablo escribe a los cristianos de Galacia con la preocupación de un padre, consciente de que están en conflicto sobre el modo de vivir la fe.

Para ayudarlos, el Apóstol, conocedor del misterio de Cristo, no se queda en la superficie sino que va a lo esencial: les recuerda sus orígenes, cuando recibieron el Evangelio por medio de su predicación y conocieron al Señor, el único que da la vida verdadera.

Pablo también les comparte su propio testimonio, recordando la historia de su vocación y de su conversión.

Quiere dejar en claro que Dios no lo llamó porque él lo mereciera, sino por pura gratuidad y misericordia.

El Apóstol también describe con elocuencia el contraste de su vida, en la que pasó de ser perseguidor de los cristianos a convertirse en discípulo de Jesucristo.

Dios lo llamó por medio de su gracia y le reveló a su Hijo, dándole la misión de anunciarlo a todas las gentes.

Y al final de la Carta se explica que el núcleo de la discusión entre los gálatas era el problema de la circuncisión, es decir, la principal tradición judía.

Pero Pablo ahonda más en la cuestión, porque se da cuenta que lo que verdaderamente está en juego no es un asunto secundario, sino la verdad del Evangelio y, sobre todo, la libertad de los cristianos.

El Apóstol nos enseña también a nosotros a “volar alto” y nos indica cómo comportarnos cuando surgen problemas en la comunidad eclesial.

[…]

¡Los caminos del Señor son inescrutables! Lo tocamos con la mano cada día, pero sobre todo si pensamos en los momentos en los que el Señor nos ha llamado.

No debemos olvidar nunca el tiempo y la forma en la que Dios ha entrado en nuestra vida: tener fijo en el corazón y en la mente ese encuentro con la gracia, cuando Dios ha cambiado nuestra existencia.

Cuántas veces, delante de las grandes obras del Señor, surge de forma espontánea la pregunta: pero ¿cómo es posible que Dios se sirva de un pecador, de una persona frágil y débil, para realizar su voluntad?

Sin embargo, no hay nada casual, porque todo ha sido preparado en el diseño de Dios. Él teje nuestra historia, la historia de cada uno de nosotros: Él teje nuestra historia y, si nosotros correspondemos con confianza a su plan de salvación, nos damos cuenta.

La llamada conlleva siempre una misión a la que estamos destinados; por esto se nos pide que nos preparemos con seriedad, sabiendo que es Dios mismo quien nos envía, Dios mismo que nos sostiene con su gracia.

Hermanos y hermanas, dejémonos conducir por esta conciencia: el primado de la gracia transforma la existencia y la hace digna de ser puesta al servicio del Evangelio.

El primado de la gracia cubre todos los pecados, cambia los corazones, cambia la vida, nos hace ver caminos nuevos. ¡No olvidemos esto!

Pidamos al Señor que nos ayude a tener presente su paso en nuestra vida y a responder con disponibilidad y confianza a la vocación recibida, sabiendo que es Él mismo quien que nos llama, nos sostiene con su gracia y nos envía a los hermanos. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

FUENTE: https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2021/documents/papa-francesco_20210630_udienza-generale.html

Categories: Fatimazo

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