*María, Madre Purísima*

La santísima Virgen es purísima, por haber sido concebida sin pecado original.

La Virgen María desde el primer instante de su concepción, fue preservada del pecado original por los merecimientos salvadores de Jesucristo.

María, viviendo ya “anticipadamente” de los méritos de su Hijo, Redentor del mundo, fue concebida por sus padres (San Joaquín y Santa Ana) sin la más ligera mancha de pecado original, con el que todos nacemos, y que nos borra el Bautismo.

Dios la preservó desde su concepción sin pecado original, destinándola a ser la madre de su divino Hijo.

Los fieles hemos de creer, que la «Bienaventurada Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue preservada inmune de toda mancha de culpa original por singular privilegio y gracia de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano»

Este privilegio a María es porque era muy conveniente y oportuno que fuese totalmente purísima y resplandeciente la Virgen Madre del Cordero inocente que quita los pecados del mundo. Esta pre-redención de María es la manera más perfecta de redención obrada por Cristo.

Es así como María se transforma en la primera victoria de Cristo, en esa lucha que anuncia Dios, en medio del pecado, Dios nos da la salvación que despunta en María, Madre del Hijo de Dios.
En el capítulo 3 del Génesis, después de pecar nuestros primeros padres, dice Dios a la serpiente: «Voy a poner perpetua enemistad entre tú y la mujer, entre tu linaje y su descendencia»
La Iglesia entendió estas palabras, desde el principio, como la expresión de una enemistad total y victoriosa de Cristo y María con Satanás y sus partidarios.
Esto llevó a pensar que la Virgen no pudo estar ni siquiera un instante bajo el poder de Satanás.

No tenía, la Virgen ningún tipo de concupiscencia, es decir, ninguna tendencia desordenada a los bienes sensibles. En esto se parecía también a su Hijo Jesús. Pero esto no disminuye los merecimientos de Jesucristo ni tampoco los de María, que son grandísimos por su amor a Dios y por el ejercicio especialísimo de todas las virtudes.

María La llena de gracia, por un privilegio especial de Dios, estuvo también inmune de todo pecado personal, incluidos los veniales, durante el tiempo de su vida.

En María, Dios venció al pecado (Inmaculada Concepción) y a la muerte (La Asunción).

La belleza salvará al mundo’, puede ser comprendido más fácilmente en el contexto en la cual descubrimos que la belleza indescriptible de María proviene de que toda su existencia, desde el primer momento, está llena de Dios. San Lucas transmite en su evangelio las palabras del arcángel Gabriel: «Dios te salve, llena de gracia». Esta plenitud de gracia es completa y, por tanto, abarca toda su vida, desde el momento de la concepción.


Contemplemos hoy la grandeza de nuestra vocación eterna celebrando en María la realización plena y definitiva de la misma.

¡Y que la victoria de Cristo en María, la Madre, alcance a todos sus hijos!

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

Fuentes:
http://www.mariologia.org/dogmas/dogmasmarianosinmaculada013.htm

http://es.catholic.net/op/articulos/34289/cat/849/inmaculada-concepcion-de-la-santisima-virgen-maria.html

Equipo Fatimazo por la Paz

No. 6 de la Serie Letanías Lauretanas

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