Primer domingo de adviento
El Señor viene

«Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno. Por nuestro Señor. Jesucristo»

En la liturgia de Adviento, la Iglesia deposita su mirada principalmente sobre cuatro grandes figuras bíblicas(Isaías, Juan Bautista, María y José), que le ayudan a vivir este tiempo con autenticidad.

Isaías es un profeta que se identifica con el anuncio constante de la venida del Mesías, por ello su papel es muy importante en Adviento. El expresa con gran belleza la esperanza que ha confortado al pueblo elegido en los momentos difíciles de su historia.

Esperanza que brota de la fe, tal como recuerda Benedicto XVI:

«El profeta encuentra su alegría y su fuerza en la Palabra del Señor y, mientras los hombres buscan a menudo la felicidad por caminos que resultan equivocados, él anuncia la verdadera esperanza, la que no falla porque tiene su fundamento en la fidelidad de Dios» (Ángelus, 12-12-2010).

Al mismo tiempo, Isaías invita a no permanecer con los brazos cruzados, a preparar activamente el camino del Señor, a hacer posible su venida al mundo:

«Preparad el camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale» (Is 40,3-4).

Estas palabras serán el corazón del anuncio de san Juan Bautista.

Hagamos de nuestro Adviento el tiempo de silencio interior propicio para comprender el maravilloso misterio de un Dios que se hace hombre.

De esta manera podemos dar nuestra Navidad un sentido más profundo para que la alegría sea realmente sincera, salida del corazón, y perdure más allá de una mera celebración.

Fatimazo por la Paz

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