Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima

El Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima es la expresión a la petición de Nuestra Señora del Rosario, aludido el 13 de agosto de 1917 y expresamente indicado en la aparición del 13 de octubre de ese año a Lucía de Jesús, Francisco Marto y Jacinta Marto:

«Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honor, que soy lal Señora del Rosario» (Primera Memoria de la Hermana Lucía).

La capilla fue construída en 1919 en el lugar de las apariciones de 1917 en Cova de Iria y, desde entonces, el espacio del Santuario se siguió edificando, como respuesta a la significativa afluencia de peregrinos.

Es lugar de peregrinación, hace memoria a su acontecimiento fundacional, las apariciones de Nuestra Señora a los tres Pastorcitos. El acogimiento pastoral de los peregrinos es elemento primordial de su misión.

El Santuario de Fátima custodia el mensaje del acontecimiento de Fátima.

Es su misión el estudio y la difusión de este mensaje, trabajado como medio de evangelización en Portugal y en el mundo.

Fátima sucede como una irrupción de la luz de Dios en las sombras de la Historia humana.

En el amanecer del siglo XX, hace eco, en la aridez de Cova de Iria, la promesa de la misericordia, recordando a un mundo arraigado en conflictos y ansiosos de una palabra de esperanza de la buena nueva del Evangelio, la buena noticia de un encuentro prometido en la esperanza, como gracia y misericordia.

La Señora del Rosario convoca insistentemente a los videntes a la oración, ese lugar de encuentro en el que se enraizará su intimidad con Dios.

Los trazos concretos de la oración pedida en Fátima son los del rosario, recordado por la Señora en cada una de las seis apariciones, bajo el signo de la urgencia.

En esta pedagogía humilde de la fe orante, el creyente es convocado a acoger los misterios del don mayor del Cristo en su corazón y a dejarse llamar por su amor que redime las heridas de la libertad humana.

Que el rosario siga apuntando como camino para la paz es señal de que el acogimiento del Verbo llena de gracia el corazón humano, cautivo de egoísmo y de la violencia, y pacifica la historia con el coraje de los humildes.

Que el testimonio frágil de tres niños de una aldea remota, promueva, hasta los confines de la tierra, el encuentro con esa luz del corazón misericordioso de Dios, confirmado también que la historia definitiva se construyó con la fuerza de Dios operando en la disponibilidad de los humildes.

#somosfatimazoporlapaz

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