San Francisco Marto, cuya iconografía lo presenta de gorro en la cabeza y chaleco corto, con el bastón y el saco al cuello, nació el 11 de junio de 1908 y fue bautizado el 20 de junio en la Iglesia Parroquial de Fátima.

Con apenas 8 años de edad, comenzó, con su hermana Jacinta, a pastorear el rebaño de sus padres por la zona de Cova de Iria, lugar donde, junto con la prima Lucia, vendrían a testimoniar las Apariciones, durante las cuales Francisco vio todo, pero no escuchó a la Virgen.


Llevado por el deseo íntimo de consolar el corazón de Jesús, pues afirmaba que quería dar alegría a un Dios que estaba triste con los agravios a Su corazón, Francisco vivió intensamente la oración contemplativa.

Para eso, pasaba horas seguidas en oración enfrente del sagrario, en la Iglesia Parroquial de Fátima, cuando la prima y la hermana iban hacia la escuela.

El 18 de octubre de 1918, poco más de un año después de la última Aparición, Francisco enferma, víctima de la epidemia de la neumonía que asoló al país, también conocida por gripe española, la enfermedad que llegó a Portugal en medio de ese año y en poco tiempo causó la muerte de decenas de miles de personas.

Cuando ya no tenía fuerzas para rezar, le decía a su madre: “¡Oh, mamá! ¡Ya no me quedan fuerzas para decir el Rosario, y los Ave María que digo suenan vacíos!”, mientras que su madre consolaba su alma diciéndole: “Si no puedes recitar el Rosario con los labios, dilo con el corazón. Nuestra Señora también lo escucha así ¡y estará igual de contenta!”.

El 2 de abril del año siguiente, se confiesa y recibe la comunión por última vez “con una gran lucidez y piedad”, como escribe el párroco de Fátima al registrar su muerte.

El 4 de abril de 1919, justo antes de morir, exclamó: “¡Mira mamá, esa hermosa luz junto a la puerta!” y luego se fué con una sonrisa en su rostro, y sin mostrar ningún sufrimiento o pena.

Fue sepultado en el cementerio de Fátima, de donde sus restos mortales fueron exhumados, el 17 de febrero de 1952, y trasladados hacia la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, el 13 de marzo de 1952, reposando en el brazo derecho de transepto.

Francisco y su hermana Jacinta fueron canonizados en el Santuario de Fátima, el 13 de mayo, durante la Misa de la primera Peregrinación Internacional Aniversario del Centenario de las Apariciones, presidida por el Papa Francisco, convirtiéndose, de esta manera, en los santos no-mártires más jóvenes de la historia de la Iglesia Católica.

La canonización ha sido aprobada el 23 de marzo cuando el Vaticano anunció que el papa Francisco reconoció el milagro atribuido a Francisco y Jacinta, última etapa del proceso, iniciado hace 65 años.

En el proceso de Francisco y Jacinta Marto, fue aceptado como milagro la cura milagrosa de Lucas, un niño brasileño de cinco años, que cayó desde una ventana, a una altura de 6,5 metros el día 3 de marzo de 2013, quedando en cama, con pérdida de tejido cerebral en el lóbulo frontal derecho.

La oración de la familia y de las hermanas del Carmelo de Campo Mourão, en Brasil, pidiendo la intercesión de Francisco y Jacinta, dió como resultado la cura total de Lucas, hecho que los médicos no consiguen explicar.

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