"No te olvides de este compañero invisible, siempre presente, siempre dispuesto a escucharnos y listo para consolarnos"
SAN PADRE PIO, gran incentivador de la devoción a los ángeles de la guarda.

Los Ángeles de la guarda o Ángeles custodios son nuestros compañeros durante toda nuestra vida. Nos cuidan del peligro y de todo mal. Nos guían a través de las diversas circunstancias que aparecen día a día. En su infinita bondad, ellos se mantienen a nuestro lado a pesar de nuestras faltas y descortesía, incluso si pasamos años sin dirigirnos a ellos.

Para el Padre Pío, su Ángel Custodio, jugó un papel importantísimo en su vida. Confiaba tanto en él, que lo predicaba constantemente a todos. De hecho, su experiencia, de tener una relación en especial con su ángel de la guarda, es muy enriquecedora.

Tenía como costumbre orar cada día por su ángel guardián y agradecerle su misión de velar por el. Combatió de diferentes maneras al maligno con la ayuda de su Ángel de la Guarda. Él mismo, contaba que algunas veces, el diablo volvía ilegibles los mensajes que le llegaban de su Director Espiritual. Para resolver el problema, pidió ayuda a su Ángel, que le sugirió bendecir con agua bendita las cartas antes de abrirlas.

🔸 PADRE PIO NOS REGALA INVALUABLES CONSEJOS SOBRE COMO MEJORAR NUESTRA RELACIÓN CON NUESTRO ÁNGEL CUSTODIO 🔸
(carta escrita a Ana Rodote el 15 de julio de 1905)

  • Que tu buen ángel de la guarda vele siempre sobre ti, que pueda ser tu guía en el camino escabroso de la vida.
  • Que siempre te mantenga en la gracia de Jesús y te sostenga con sus manos para que no puedas tropezar en una piedra.
  • Que te proteja bajo sus alas de todas las trampas del mundo, del demonio y la carne.
  • ¡Qué consolador es saber que cerca de nosotros hay un espíritu que, desde la cuna hasta la tumba, no nos deja ni por un instante, ni siquiera cuando nos atrevemos a pecar.
  • Y este espíritu celestial nos guía y protege como un amigo, un hermano.
  • Es muy consolador saber que éste ángel ora sin cesar por nosotros.
  • Ofrece a Dios todas nuestras buenas acciones, nuestros pensamientos, nuestros deseos, si son puros.
  • Por el amor de Dios, no te olvides de este compañero invisible, siempre presente, siempre dispuesto a escucharnos y listo para consolarnos.
  • Oh deliciosa intimidad!, ¡Oh deliciosa compañía! ¡Si tan sólo pudiéramos comprenderlo!
  • Mantenlo siempre presente en el ojo de tu mente. A menudo recuerda la presencia de este ángel, dale las gracias, órale a él, siempre mantén la buena compañía.
  • Ábrete tu misma a él y confíale tu sufrimiento a él. Ten un miedo constante de ofender la pureza de su mirada. Sabe esto y mantenlo bien impreso en tu mente.
  • Dirígete a él en momentos de suprema angustia y experimentarás su ayuda benéfica.
  • Nunca digas que estás sola en la batalla contra tus enemigos.
  • Nunca digas que no tienes a nadie a quien puedas abrirte y confiar. Harías para este mensajero celestial una grave equivocación.

🔸 EL PADRE PÍO A LOS QUE PASABAN DIFICULTAD🔸

«Cuando sea preciso, manda tu ángel de la guarda conmigo». En diversas ocasiones recibió recados de los ángeles de la guarda de personas que, a distancia, necesitaban de algún auxilio de él.

Por ejemplo, Dña Franca Dolce, resolvió preguntar a san Pío lo siguiente: “Padre, una de estas noches mandé al ángel de la guarda tratar con Vuestra Reverendísima unos asuntos delicados. ¿Vino o no vino?”. Respondió el confesor: “¿Juzgas, por ventura, que tu ángel de la guarda es tan desobediente como tú?”.

🔸Terminamos con este fragmento extraìdo de "Envìame a tu àngel de la guarda" del P. Alessio Parente:

«He aquí la razón por la cual Padre Pío tenía por su ángel de la guarda una profunda, tierna y confidente devoción que rompía toda barrera y reducía cualquier diferencia entre ellos, haciendo de Padre Pío un ángel y de su ángel una criatura humana. Esta realidad irá creciendo constantemente con el paso de los años y con el acercamiento de Padre Pío a aquella Santidad a la que Dios le había llamado».

El compañero de su infancia también ha sido su amigo durante la juventud, su confidente durante la madurez y su apoyo en la vejez. Y, además, era quien le servía de ayuda en su «caminar» lejos del convento, a lo largo del mundo, para socorrer a las personas que lo necesitaban, que pedían su intervención.

La Semana del Cristiano.
Fatimazo por la Paz.

+ MARTES, Devoción al Ángel Custodio o de la Guarda.
+ Fátima y el Ángel Custodio.
+ Novena al Ángel Custodio

 


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