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Capítulo 5
A Jesús por María

Había una vez un campesino tan pobre que lo único que tenía para comer era una manzana. Y aunque era lo único que tenía, quería dársela al rey para poder así ser amigo suyo. Pero claro, una manzana no es un gran regalo.

El pobre hombre no sabía qué hacer, porque seguramente el rey no estaría contento con regalo tan pobre.

Y de tanto pensar, se le ocurrió ir a ver a la mamá del rey, la reina. Se arrodilló frente a ella, y le dijo: “Mi señora y reina mía, quiero pedirte un gran favor, que le presentes esta manzana en mi lugar a tu hijo, el rey. Es un regalo muy pobre y feo, pero si tú se lo das, el rey lo aceptará igualmente y se pondrá muy feliz”.

La reina aceptó con mucho gusto. Tomó la manzana, la lavó muy bien y la puso en una bandeja de plata y oro, y se la presentó al rey.

El rey se puso muy feliz con tan bonito regalo y comió de la manzana como si fuese la mejor fruta del mundo. Y enseguida le preguntó a la reina: “¿De dónde has sacado tan deliciosa manzana? ” Y la reina madre, llamando al buen hombre, le dijo al rey: “Este campesino la ha traído para ti, para que tú seas su amigo”.

Entonces el rey se levantó de su trono y se acercó al buen hombre, que estaba muy nervioso y con la cabeza gacha, y le dijo: “Me has dado un regalo muy especial e importante, desde hoy serás mi buen amigo”. Y así fue. Desde aquel día el campesino fue el mejor amigo del rey, gracias a que la reina madre le hizo este grandísimo favor.

¿Sabías que todos nosotros somos ese campesino y que María es la Reina Madre? Por eso, cada vez que hacemos alguna obra buena tenemos que entregársela a María, para que ella se la presente a Jesús, que es el Rey. De ese modo,

Él aceptará todo lo que hagamos. Aunque nuestras buenas obras y sacrificios sean muy pequeñitos y no estén del todo bien hechos, la Virgen los limpia, adorna y presenta a Jesús.

Y Él los acepta de todo corazón.

Por eso nosotros tenemos que aprender esta importante lección: cada vez que queramos ir a Jesús, tenemos que hacerlo a través de María: “A Jesús por María” … Siempre a Jesús por María.

 

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