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Día 5
Santo Domingo Savio

Llegamos al quinto día! Ya hemos hecho muchísimo y nos falta un tanto más. Ayer aprendimos que el pecado es algo muy feo, y le prometimos a la Virgen no hacerlo más. Por eso, hoy, contaremos la historia de un niño muy bueno. Su nombre era Domingo Savio.

Domingo nació en una familia muy pobre, pero honrada.

Desde pequeño amaba mucho a la Virgen y siempre se acordaba de rezar en familia. A veces los mayores de la familia se olvidaban de que había que rezar, así que Domingo les hacía acordar.

Cuando Domingo comenzó a ir a la escuela, conoció a san Juan Bosco, un sacerdote muy bueno, que le enseñó a querer mucho más a la Virgen María. En la escuela la llamaban Auxiliadora de los Cristianos, o sea, María, la que ayuda y socorre a los cristianos.

Domingo era muy bueno, estudiaba, hacía las tareas y siempre obedecía. Le gustaba mucho ir a la capilla a visitar a Jesús y hablar con la Virgen. Cuando sus compañeros hablaban cosas malas o decían palabrotas, él se ponía triste y se alejaba de ellos. Pero cuando ellos jugaban y se divertían correctamente, él era uno de los primeros en estar allí. Tenía muchos amigos, y era muy querido por ellos.

El día de su primera comunión hizo un propósito muy importante: “Morir antes que pecar”. Su amor por Jesús y la Virgen era tan grande, que preferiría perder la vida antes que ofenderlos. Claro, a él le costaba también ser bueno y portarse bien, como a todos nosotros, pero nunca bajaba los brazos. Si caía, se volvía a levantar.

Tanto quería a la Virgen, que con sus amigos formó el grupo de la Inmaculada Concepción (¿Te acuerdas qué significa?), donde todos se consagraban a la Virgen como buenos hijos suyos (como tú lo harás en pocos días).

Debemos aprender mucho de santo Domingo, a odiar el pecado y amar a la Virgen, como buenos hijos. Si le fallamos, ella nos perdona y nos da nuevas fuerzas, siempre y cuando le prometamos no hacerlo más, con el firme propósito de morir antes que pecar.

La tarea de hoy es muy fácil. Debes buscar papel y lápiz, y escribir: “Morir antes que pecar”. Luego pon el cartel cerca de tu cama, para que cuando te levantes y te acuestes a dormir, te acuerdes de la historia de santo Domingo. No te olvides de repetir muchas veces: soy todo tuyo María, y pídele a la Virgen que te conceda la gracia de no cometer nunca un pecado mortal.

Ahora, reza la oración:

O h Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.

San Luis María, ruega por nosotros.

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