Consagración a María
Autora: Marisol Espejo de Peón
La Consagración a María me ha dejado un crecimiento mucho más grande de lo que jamás pude imaginar.
Pero quiero compartir una pequeña parte de lo más importante: entender que Ella nos permite Actuar junto con Ella. Que podemos ser protagonistas en la construcción de la paz.
Que Rezando el Rosario nos parecemos a Ella cuando acudió a Isabel en el segundo misterio de los lunes y sábados a Servir.
Que Rezarlo es hacer una oración bendita que nos fue entregada para obrar, con fervor, con el corazón puesto en ella, con fe, esperanza y amor. Rezar el Rosario es actuar a través de la oración. Uniéndolo a nuestros sacrificios desde cualquier lugar y cualquier momento.
Es la capacidad de llevar a cabo el acto de Reparación al Inmaculado Corazón de María más fuerte y legítimo y saber
que como Ella nos lo ha dicho conseguiremos la Paz del mundo. ¡Nada menos!
El alcance que esto supone es ¡infinito!
¡Es nuestra acción concreta y personal sobre pensamientos y acciones de personas poderosas y reales de nuestro mundo!
Es el arma más poderosa de amor que actúa efectivamente sobre nuestra humanidad.
Con fe podremos pedirle a ese monte que se mueva, ¡y se moverá!
La paz del mundo se teje a través de cada segundo de nuestro tiempo, aunque no es el tiempo de Dios, porque el Suyo es diferente, a nosotros nos toca considerar cada segundo para trabajar por la paz de nuestros tiempos.
En el Rosario interviene La Santísima Trinidad. Con nosotros, si nosotros con El… ¿quién contra nosotros?
El Inmaculado Corazón de María ¡triunfará! ¡Y podemos colaborar con eso!
Díganme si esto no es un milagro. Díganme que no hay milagros hoy producidos por cada hogar que reza en familia, en cada mano empuñando las cuentas de amor a María.
Se ejecutan milagros poderosos cada instante que se reza con amor el Santo Rosario.
El poder que tenemos en nuestras manos que nos une a María y a Nuestro Amor de los Amores. ¡El Gran, Único y Verdadero!
El rosario que nos permite elevar la plegaria universal del amor al repasar, meditar y dar Gloria a la vida de Cristo que vino para salvarnos. ¡Y vaya que lo ha hecho!
Manos, alma y corazón unidos con las cuentas de María. El mundo entrelazado con las mismas cuentas que tomas en tus manos cada día.
Que mayor canto de amor para Ella y para Nuestra Santisima Trinidad.
Ese, Su Inmaculado Corazón, ¡triunfará! pero triunfa hoy con cada misterio pronunciado en cada ser de este planeta.
Consagrarnos a Ella, nos da una capacidad de entendimiento que no imaginamos. De ver mas claro todo, y así amar el acto de Rezar el Santísimo Rosario.
1 Comment
Annel macias · 28 de agosto de 2017 at 7:28 AM
Gracias por enriquecer mi fe con estos testimonios que inspiran y nos recuerdan la capacidad que tenemos en nuestras manos al estar unidos en oración con Nuestra Santísima Virgen por medio del Rosario. Bendiciones!!!