Semana del Cristiano con San Juan María Vianney, santo cura de Ars. - Domingo dedicado a la Santísima Trinidad.
El catecismo de la iglesia católica dice:
“Los cristianos son bautizados en "el nombre" del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo pues no hay más que un solo Dios, el Padre todopoderoso y su Hijo único y el Espíritu Santo: la Santísima Trinidad”.
Santo cura de Ars no se pronunció sobre la Santísima Trinidad como tal pero si hablo claro de Dios quien ES UNO Y TRINO.
En el sermón sobre EL PRIMER MANDAMIENTO DEL DECÁLOGO santo cura de Ars enseña:
“Adorar y amar a Dios, es la más hermosa función del hombre acá en la tierra; ya que, por esta adoración, nos hacemos semejantes a los Ángeles y a los santos del cielo.”
“¡Dios mío!, ¡cuanto honor y cuánta dicha para una criatura vil, representa la facultad de adorar y amar a un Dios tan grande, tan poderoso, tan amable y tan bienhechor!”
“Dios no quiere otra cosa que nuestra dicha acá en la tierra, y sabe que esta sólo se halla en el amor que por Él sintamos, sin que consigan jamás hallarla todos cuántos la busquen fuera de Él. De manera que, al ordenarnos Dios que le amemos y adoremos, no hace más que forzarnos a ser felices.”
“Adorar a Dios es creer EN Dios y creer A Dios.
“Creer EN Dios, consiste en creer que hay un Dios, que premia la virtud y castiga el pecado.”
“Adorar a Dios es Creer a Dios; es reconocerle cómo nuestro Criador, cómo nuestro Redentor; es tomarle por modelo de nuestra vida; es reconocerle cómo Aquel de Quién dependemos en todos nuestras cosas, en cuanto al alma, en cuanto al cuerpo y en lo espiritual. Es reconocerle cómo Aquel de Quién lo esperamos todo y sin el cual nada podemos. Vemos, en la vida de San Francisco, que pasaba noches enteras sin hacer otra oración que esta: «Señor, Vos lo sois todo y yo no soy nada ; sois el Criador de todas las cosas y el Conservador del universo, y yo no soy nada». Es ofrecerle el sacrificio de todo nuestro yo, someternos a su santa voluntad en las cruces, en las aflicciones, en las enfermedades, en la pérdida de bienes, y estar prestos a dar la vida por su amor, si ello fuese preciso. En otros términos, es hacerle ofrenda universal de todo cuanto somos, a saber de nuestro cuerpo y de nuestra alma.”
¿Cuando debemos adorar a Dios, y, cómo hemos de adorarle?
«Por la mañana, por la noche, y con frecuencia durante el día, o sea, continuamente».
Es decir hemos de hacer en la tierra lo que los Ángeles hacen en el cielo. Es decir, que la función de los bienaventurados en el cielo no es otra cosa que la de ocuparse en bendecir y alabar a Dios en todas sus perfecciones, cuya función debemos también cumplir mientras estamos en la tierra; los santos la cumplen gozando y triunfando, nosotros luchando.
La Semana del Cristiano.
Fatimazo por la Paz.
Fuente: Santo Cura de Ars. Sermón sobre EL PRIMER MANDAMIENTO DEL DECÁLOGO.
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